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Futuro
Columna
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En busca del alfa perdida

Santiago Satrústegui recurre al título de la saga de Indiana Jones para afirmar que siempre se pueden encontrar oportunidades de inversión al margen de la evolución que siga el mercado

He cambiado intencionadamente alfa* por arca, en el título de la película que creó el mito de Indiana Jones, y lo he hecho con la intención, como otras muchas veces, de desarrollar a continuación una teoría, más o menos feliz, que relaciona el argumento de la misma con algunas de las cosas que acontecen en los mercados financieros..

Habría servido también como título Buscando alfa (aquí valdría también rentabilidad) desesperadamente, pero lo he descartado, no porque la búsqueda no sea en estos momentos verdaderamente desesperada, sino porque en el elegido existe un componente de misterio que le viene muy bien al caso.

Creo que el Santo Grial, objetivo en las aventuras de Indy en su tercera entrega, compara con el alfa mucho mejor que el arca que se ocultaba en el Templo de Salomón, pero espero que el lector admita la licencia de considerar la trilogía (en este caso el todo) por la parte, porque saltaremos de un tesoro a otro en función de lo que convenga.

La característica de estar perdida supone otro paralelismo importante. ¿Se encuentra el alfa realmente perdida? O, preguntando de otra manera, ¿existe realmente alfa?, y si no existe, ¿ha existido alguna vez?, y las evidencias ¿serán simplemente caprichos estadísticos?

Mientras la teoría de los mercados eficientes niega a los mortales la posibilidad de generar alfa, cada vez surgen más gestores y compañías de gestión que consideran que capturar a esta extraña criatura es el único objetivo que merece la pena.

Como ocurría también con el Santo Grial, la utilización incorrecta del alfa, o la simple creencia de que se puede dominar, produce grandes catástrofes. Podría hacerse una segunda parte de la Hoguera de las vanidades con el ascenso y caída del fondo Long Term Capital Management, donde John Meriwether hizo el papel del alemán que abre el arca.

La fiebre del alfa, enfermedad parecida al sarampión porque todo inversor o profesional financiero tiene que pasarla, está encontrando el caldo de cultivo ideal en unos mercados muy castigados y ávidos de rentabilidad sin riesgo, y cómo se gestione esta situación tendrá tanta importancia que será uno de los fenómenos a estudiar dentro de unos años.

Mi opinión personal es que en los mercados siempre ha habido alfa mezclada con otro montón de cosas. Cuando las otras cosas han desaparecido, en algunos sitios ha quedado alfa al descubierto generando para muchos una oportunidad de beneficiarse de ella. El procedimiento es parecido al de la gallina que ponía huevos de oro. No se pueden tener los huevos sin la gallina y la gallina sólo pone huevos de vez en cuando. Podemos cuidar y alimentar a la gallina para que sea más eficiente, pero si queremos tener toda la rentabilidad de golpe matamos a la gallina y nos quedamos sin huevos.

Trataré en próximos artículos de salir de la confusión generada si voy encontrando los títulos adecuados.

* Una definición no científica de alfa es la rentabilidad que es capaz de conseguir un gestor simplemente por sus capacidades, con independencia de lo que haga el mercado.

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