Recuperación al borde del abismo
Los últimos indicadores de la economía española hablan de una mejora del ritmo, pero el contexto es preocupante. Carlos Sebastián analiza las amenazas externas para la recuperación
La sensación que uno obtiene del análisis de los últimos datos es que la economía española está recuperándose, de forma suave pero sin ambigüedad. Pero que lo está haciendo en un entorno desequilibrado, tanto externo como interno, que pudiera no sólo dar al traste con la aceleración sino, incluso, conducirla a una recesión. El escenario más probable, sin embargo, es que la recuperación se vaya consolidando de forma paulatina.
Los últimos indicadores de actividad y de demanda muestran, prácticamente sin excepción, que la economía española está mejorando su ritmo. Por el lado de la demanda lo está haciendo ligeramente el consumo y con algo más de firmeza la inversión en equipos, que ha superado la interrupción de la incertidumbre bélica. La inversión en construcción, por su parte, parece estar superando el proceso de desaceleración que venía registrando en los últimos trimestres, apoyada en tipos de interés reales negativos. Por el lado de la oferta, la industria ha retomado la suave recuperación interrumpida por la crisis de Irak, la construcción ha detenido su pérdida de ritmo y sigue registrando un crecimiento bastante alto y los servicios se están recuperando suavemente.
¿Por qué estos datos no se traducen en una visión optimista sobre la coyuntura de nuestra economía? Probablemente porque aunque es obvio que la economía se está acelerando ligeramente, está circulando por una ruta bacheada que transcurre al borde de un precipicio. Los baches de origen interno están relacionados con el desequilibrio financiero de las familias y empresas, especialmente de las primeras, y por la potencial inestabilidad del mercado inmobiliario. Pero, sin despreciar estos problemas, las mayores amenazas tienen origen externo. La debilidad de la economía alemana y las dudas sobre la recuperación americana configuran un contexto internacional preocupante. Existe riesgo de deflación en la principal economía europea, pues la combinación de demanda interna decreciente, tipo de cambio sobrevaluado, agentes altamente endeudados y precios disminuyendo puede ser explosiva. La solvencia de la banca alemana se ha deteriorado y este aspecto puede ser la clave. Si en las actuales circunstancias, el flujo del crédito resultara dañado por los problemas del sistema bancario, la probabilidad de una deflación sería muy alta. Si, por el contrario, la banca mantuviera su solvencia y el consumo interno y la demanda externa se animaran ligeramente (los últimos datos son algo mejores, dentro de la debilidad) la economía alemana saldrá lentamente de la recesión sin caer en la temida deflación. Y es difícil estar seguro de cuál de los dos escenarios es más probable. Me parece, todavía, que el segundo tiene más probabilidades. Las consecuencias sobre la frágil recuperación española de que se diera el escenario pesimista no necesitan ser comentadas.
La recuperación estadounidense ayudaría notablemente a la coyuntura internacional, pero los últimos datos son ambiguos y los desequilibrios siguen presentes. El deterioro del mercado de trabajo es el peor de los datos recientes. En perspectiva histórica una tasa del 6,4% no parecería alarmante, pero la persistente reducción del empleo, tras la mejoría de la primera mitad de 2002, puede erosionar las expectativas.
Demasiadas incertidumbres para estar completamente seguros de que se vaya a mantener la actual aceleración de la economía española.