La Asamblea Nacional francesa aprueba el polémico proyecto de reforma de las pensiones
Los diputados franceses aprobaron hoy, en primera lectura, el polémico proyecto de ley de reforma de las pensiones, que alarga el período de cotización y penaliza las prejubilaciones. El proyecto de ley amplia a 42 años el periodo de cotización necesario para, a partir del 2020, disfrutar de una pensión completa, frente a los 40 actuales para el sector privado y 37,5 para los funcionarios. La futura norma será aprobada definitivamente por el Parlamento el próximo 20 de julio.
"Esta reforma conlleva más justicia, más libertad y más progreso social", afirmó el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, en su discurso de replica a la moción de censura socialista a su política económica, debatida y rechazada ayer. Pese a las múltiples manifestaciones y huelgas que paralizaron parte de la actividad económica francesa y especialmente los sectores del transportes y la educación, Raffarin ha ganado el pulso que le echaron cuatro sindicatos mayoritarios.
Estos, sin embargo, no tiran la toalla y prosiguen su recogida de firmas de apoyo a una petición de renegociación de la reforma de las pensiones, que ha sido rubricada ya por 350.000 asalariados. Un punto especialmente polémico de esta reforma radica en la posibilidad que se abre ahora de que cada persona pueda suscribir un plan de pensiones, algo que actualmente está reservado para profesiones concretas, como los comerciantes.
Las modalidades de esta medida serán desarrolladas posteriormente en una ley y los planes de pensiones se beneficiarán de medidas fiscales ventajosas a partir de 2004, según anunció Raffarin.
La izquierda dice que eso supone introducir una dosis de capitalización en las pensiones, que en Francia se rigen por el principio de reparto, es decir, que los trabajadores en activo subvencionan a los jubilados.
Por su parte, el ministro de Asuntos Sociales, Francois Fillon, impulsor de esta reforma, insistió hoy en que la ley es "justa y necesaria" para salvar el sistema actual, amenazado por el descenso demográfico, aunque lamentó "no haber logrado el consenso obtenido en otros países europeos".