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Unión Europea

La UE vuelve a autorizar el cultivo de productos transgénicos

El Parlamento Europeo aprobó ayer dos reglamentos sobre autorización, trazabilidad y etiquetado de productos transgénicos que permitirán levantar la prohibición de facto de ese tipo de cultivos que varios países europeos mantienen desde octubre de 1998. Sólo 16 organismos genéticamente modificados se pueden comercializar actualmente en la Unión, mientras que firmas como Monsanto, Bayer o Novartis esperan la autorización de otra veintena de variantes transgénicas.

En los últimos cinco años, Europa no sólo no ha concedido nuevos permisos, sino que países como Francia, Alemania o Reino Unido han suspendido temporalmente algunos que estaban en vigor como era el cultivo de maíz transgénico.

Menor tensión con EE UU

Esta moratoria, basada en el principio de precaución, ha provocado un conflicto comercial con EE UU, que acusa a Europa de enmascarar de salud pública una medida meramente proteccionista. Bruselas también cree que no existe razón científica que avale una prohibición de los cultivos transgénicos.

La mayoría de los Estados, sin embargo, se negaban a conceder nuevas autorizaciones hasta que no se aprobasen los reglamentos sobre el etiquetado y rastreo de los productos transgénicos, que entrarán en vigor previsiblemente en septiembre. Los fabricantes dispondrán de seis meses para cumplir las nuevas normas. Llegado el caso de un problema de salud pública, los dos reglamentos permitirán a Europa, arguyen sus defensores, retirar rápidamente del mercado todos los productos considerados peligrosos, mientras que en EE UU resultará imposible determinar la cadena de derivados que incluyen algún organismo modificado.

Las nuevas normas obligarán a los fabricantes a mantener un registro de todas las etapas de la producción y comercialización de los transgénicos. Además, se rebaja del 1% al 0,9% el umbral de organismos modificados en productos derivados a partir del cual deberá hacerse constar su presencia en la etiqueta. Y se fija un umbral de hasta el 0,5% para la presencia técnicamente inevitable (el fabricante deberá demostrar este extremo) de transgénicos en alimentos o piensos. Esta norma se revisará dentro de tres años, cuando se podría decidir la retirada total de estos productos.

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