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Nueva hornada

Ejecutivos en busca de emociones fuertes

Salió de Telecinco como los toreros, por la puerta grande. Mauricio Carlotti había culminado cuatro años de brillante gestión dentro de la cadena privada, que encontró con unas pérdidas de 8.500 millones de pesetas y dejó en 1999 completamente saneada. A este veneciano, de 49 años, optimista por naturaleza no le tiembla el pulso cuando tiene que afrontar un reto en su carrera. Cuando llegó a Telecinco, lo hizo hablando un castellano bastante pobre, pero con un lema taurino aprendido: parar, templar y mandar. Y mandó. Ahora tiene otro encargo del presidente de Antena 3 TV: sustituir a Ernesto Sáez de Buruaga como consejero delegado y sanear las cuentas y la plantilla de la cadena. Los que le conocen dicen que a Carlotti lo que más le estimulan son las dificultades y la gestión de problemas. Y todo ello sin levantar la voz. Es un ejemplo de ejecutivo al que más que la gestión diaria lo que verdaderamente le apasiona es intentar superar desafíos.

'Capacidad de sufrir, sufrir, sufrir'. æpermil;ste es uno de los rasgos que caracteriza a un buen directivo, según opina el profesor del IESE Juan Antonio Pérez.

Ese sufrimiento que él califica de emoción es lo que mueve a Ton Lodder a cambiar de trabajo cada vez que monta un hotel. El año pasado dejó, a pleno rendimiento, el Hotel Hesperia de Madrid y ahora dirige una cadena de hoteles de tres estrellas. T3 Hotels. 'Ahora soy también empresario y eso me crea nuevas emociones. Es un reto enorme'. Y compara la labor del directivo con la de los deportistas o los artistas. 'Debemos buscar la emoción de los deportistas porque eso requiere concentrar esfuerzos y mejorar la técnica para conseguir resultados. Es una emoción calculadora y fría', explica este holandés de 55 años. Luego está la emoción que vive el artista, el creador, 'que busca la belleza y la innovación'. Lodder dice encontrarse a medio camino entre los dos. 'Hay que tener las dos cosas, la necesidad de la emoción de marcar, esto es, conseguir resultados y, la otra, la pura creación. Yo, por ejemplo, me veo más inclinado hacia la parte de artista, pero sin perder de vista los resultados. Cuando termino una obra, en este caso un hotel, aunque me gustaría perfeccionarla, tengo la necesidad de crear otra', señala. Y es en los momentos difíciles cuando se ve realmente si el directivo tiene madera de liderazgo, pero lo que ya es más sorprendente es que haya directivos a los que los problemas no les asusten, sino todo lo contrario. Según el entrenador de balonmano del FC Barcelona, Valero Rivera, las victorias te dan fuerza interior porque ganar no cansa nunca. 'Lo que cansa es perder, pero es cuando vienen mal dadas cuando se tiene la sensación de equipo. Ahí se demuestra su todos vamos a una', señala. A quien también estimulan los cambios es al consejero delegado de Vodafone, Francisco Román, que en estos momentos se enfrenta a un apasionante reto: adaptar la cultura de una compañía nacional como era Airtel a la de una multinacional como la matriz británica explica.

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Al consejero delegado de Vodafone, Francisco Román, le atraen los retos porque, como él mismo asegura, no le gusta la autocomplacencia. 'Es necesario ser crítico en aras de los resultados. Lo importante es sentir el trabajo en equipo y saber que el mayor activo de una compañía son las personas. De eso se derivan las actitudes, de conceder confianza frente al control y al autoritarismo', asegura.

Con cierto temor esperan la llegada de Maurizio Carlotti a Antena 3. Saben, porque ya se vivió en la cadena rival, que los retos para este directivo no son un juego. Se entrega apasionadamente a todos los proyectos y nada le asusta por difícil que sea. Asegura un ejecutivo, que prefiere mantenerse en el anonimato y que ha trabajado con el italiano, que Carlotti ante las dificultades se crece. No se viene abajo por ardua que sea la aventura. Todo lo contrario. 'No busca problemas, aporta soluciones y eso es tremendamente positivo para una compañía, aunque en un principio pueda generar algún desconcierto', explica.

Cortar alas

En ocasiones, según apunta el presidente de Aerolíneas Argentinas, Antonio Mata, son los propios accionistas de las compañías los que cortan las alas a los directivos con iniciativas. 'Y no es un problema de qué les sobra o qué les falta a los ejecutivos, es más un problema de querer llegar al final de los objetivos que se hayan podido marcar', apunta Mata.

Para el ejecutivo del sector hotelero Ton Lodder lo importante es crear un campo de energía positiva dentro de la empresa, 'ya que un buen directivo debe transmitir a su entorno buenas vibraciones de las que se nutren sus colaboradores y su equipo'. Eso es, agrega Lodder, lo que da vida a una compañía. 'Y el directivo ha de ser un ejemplo para todos. Cuando no tengo emociones, me entra la parte negativa y tengo que desconectarme del proyecto. Me gusta arriesgarme en cada iniciativa. También es cierto que, cuando eres un directivo abierto y flexible, tienes muchas más oportunidades que cuando te cierras ante los retos por temor al fracaso', señala Lodder, que si algo le molesta son los profesionales jóvenes 'que lo único que persiguen en su carrera profesional es tener un contrato fijo y nada más'.

Según explica el profesor de Comportamiento Humano en la Organización del IESE, Santiago Álvarez de Mon, autor del libro Desde la adversidad, lo apasionante es encontrar, en estos momentos, directivos con afán de superación y capacidad de autoexigencia. 'Estamos ante una época de aprobados fáciles y en las organizaciones se necesitan directivos valientes que valoren el esfuerzo', señala Álvarez de Mon. Los trenes pasan cada día para todos. Hay que atreverse a cogerlos, afirma Ton Lodder.

Antonio Mata: 'Podemos afrontar crisis'

A Antonio Mata le gustan las emociones fuertes. Es uno de los propietarios de Aerolíneas Argentinas, que dirige desde hace 20 meses en medio de las turbulencias que atravesaba la economía argentina y la propia compañía aérea.La previsión para este año es cerrar con 1.000 millones de dólares de facturación y un beneficio de 22 millones.Ante estos datos, este santanderino, de 48 años, señala que los directivos españoles 'han dado ya muestras en su conjunto de gestionar tanto empresas nacionales como internacionales con capacidad suficiente para afrontar crisis de toda índole'.Mata señala que el perfil de un directivo que decide asumir un proceso de cambio dentro de una empresa debe ser un ejecutivo 'experimentado en procesos de transformación, en cambios de cultura, pero, sobre todo, con un perfil capaz de adaptarse a las necesidades del momento'. Y añade que 'siempre se hace difícil encarar un proceso de transformación cuando cambia la cultura empresarial que se quiere implementar'.

Francisco Román: 'Los cambios son apasionantes'

Aclara que su caso no es el mismo, por ejemplo, que el de Maurizio Carlotti, que llega a una empresa en crisis como Antena 3. Francisco Román asumió hace algo más de dos meses el cargo de consejero delegado de Vodafone, 'una empresa consolidada, pero sometida continuamente a cambios'. Explica que esos retos hacen apasionante su trabajo, que pasa por buscar nuevas oportunidades de negocio y, sobre todo, por adaptar la cultura de una compañía que nació con cultura local como era Airtel a otra con carácter multinacional.'Se trata de un aliciente y tenemos la suerte de trabajar en un entorno dinámico y estimulante', señala. En opinión de este ejecutivo lo que hace apasionante todo cambio, y las compañías de telefonía móvil se enfrentan continuamente a nuevos retos, es la oportunidad de trabajar en equipo.'Es el equipo el que se enfrenta a una situación que tiene que analizar con capacidad critica y honestidad intelectual la posibilidad de conseguir los objetivos', afirma Román.

Ton Lodder: 'Necesito asumir riesgos'

Huye de la quema. Ton Lodder se marchó hace un año del Hotel Hesperia de Madrid, una vez puesto en marcha. 'Me fui antes de quemarme, por eso sigo disfrutando de ese hotel. Sabía que tenía que marcharme antes de que yo me sintiera insatisfecho'. No es la primera vez que hace las maletas.Cuando necesita un poco de aire fresco, se va. Con 55 años, ha dirigido un amplio repertorio de hoteles en Holanda, Suiza, Francia, Estados Unidos, Brasil, Colombia, España y Argentina.En España, comenzó su carrera como director del Hotel Ritz de Madrid. Más tarde, se encargó de relanzar el Hotel Intercontinental de Madrid. Cinco años después asumió otro reto: abrir el Gran Hotel Bahía del Duque en Tenerife, 'de aquí me fui por discrepancias con la empresa, pero de ahí también aprendí cosas'. Lo siguiente fue lanzar el Hotel Costa Galana en Argentina. Cumplida su misión, en 1996 regresó a España para relanzar el Hotel Plaza de Madrid. 'No me llegan más oportunidades que a otros, lo que sucede es que mi necesidad de creación es mucho más grande que tener un trabajo seguro'.

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