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Tecnología

Robots para vivir el día a día

Los nuevos aparatos destacan por una mejor motricidad y por su mayor comunicación con las personas

Una de las películas más esperadas de la temporada, la segunda entrega de The Matrix, presenta un mundo dominado por máquinas y un sistema informático. En el celuloide los robots son capaces de someter a la especie humana. Afortunadamente la ciencia-ficción sigue superando a la realidad, los robots no son tan inteligentes, por ahora. Habitualmente la robótica nos brinda imágenes de máquinas de formas más o menos familiares capaces de bailar o jugar con una pelota. Este es el caso del popular Aibo, el ciberperrito de Sony, que pretende emular o sustituir a una mascota canina. La utilidad de dichos aparatos puede quedar en entredicho más allá del mero antojo de un cliente nipón de abultada billetera. Sin embargo, las inversiones de distintas empresas investigadoras y los avances en materia de tecnología obligan a ver el sector de la robótica como un mercado en auge.

Un buen ejemplo para comprender el empuje que está adquiriendo este mercado se encuentra en Robodex, la feria internacional dedicada exclusivamente al mundo de la robótica y que el pasado mes de abril vivió su tercera edición. La cita anual celebrada en Tokio acogió durante una semana a cerca de 70.000 asistentes y en ella se pudo constatar cuál es la tendencia del sector. Los esfuerzos más significativos se están dirigiendo hacia la motricidad de los robots y su capacidad para interactuar con seres humanos.

En el primer apartado reina una máquina creada por Honda. Se llama Asimo y es el primer humanoide (robot de apariencia humana erguido sobre dos extremidades) capaz de subir y bajar escaleras, algo aparentemente sencillo, pero que hasta ahora no se había logrado. La segunda versión de Asimo (el primer modelo fue presentado hace casi cinco años) es capaz de reconocer movimientos y reaccionar de forma autónoma, distingue hasta 10 rostros humanos y puede memorizar y emitir mensajes orales.

Por su parte, los mayores avances en materia de interacción con seres humanos vienen de la mano de la Universidad de Ciencia de Tokio y una creación llamada Saya, y del Business Design Laboratory, un consorcio de empresas e investigadores que han creado a un bebé robot llamado Ifbot.

Saya es un robot con un rostro de aspecto humano realizado con silicona que es capaz de gesticular gracias a 18 puntos de móviles situados en su artificial cara; el resultado es un robot con capacidad para reproducir seis tipos de expresiones faciales (alegría, sorpresa, repugnancia, tristeza, ira y miedo). Y es que diversos estudios psicológicos aseguran que es más sencillo comunicarse con un robot si éste tiene cara humana.

Por su parte, Ifbot es considerado por algunos como el más perfecto robot del mundo, ya que, según dicen quienes le han visto, es capaz de entender las emociones de su interlocutor a partir del tono de voz y de las palabras empleadas, reconoce hasta 10 personas adaptando su conversación a los hábitos de cada una de aquellas y puede enriquecer constantemente su vocabulario.

Una de las compañías que está trabajando, más que en robótica propiamente dicha, en la tecnología que subyace detrás de algunos robots es IBM. Desde hace un par de años, la división de investigación de IBM de California está trabajando en la iniciativa BlueEyes, cuyo objetivo es facilitar la interacción de los humanos con los ordenadores. Fuentes de IBM aseguran que para 2005 el 30% de los nuevos electrodomésticos y otros aparatos del hogar podrán interactuar con los humanos a través del habla y otros dispositivos sensoriales. La iniciativa de IBM dota a los dispositivos de tecnología sensorial oculta, como cámaras de vídeo y micrófonos, con los que la máquina podrá identificar y observar las acciones del usuario, pudiendo reaccionar ante ellas.

Así, no es difícil entender el funcionamiento de Trilobite, un robot aspiradora creado por Electrolux y que ya está a la venta en Reino Unido. Según su fabricante, este invento es autónomo y no precisa de control humano. Para ello utiliza el ultrasonido evitando los obstáculos que hay en todo hogar. El precio de este robot aspiradora, cuya comercialización también está prevista en otros países europeos, es de 1.400 euros.

Y es que, si algo tienen en común estos sofisticados compañeros, es su elevado precio: quien quiera tener a su servicio una unidad del humanoide Asimo tendrá que pagar un alquiler de cerca de 160.000 euros al año; Banryu, el perro de vigilancia creado por la compañía Tmsuk, tiene un precio aproximado de 15.000 euros, prácticamente lo mismo que cuesta Wakamaru, un humanoide desarrollado por Mitsubishi Heavy Industries que, con su metro y medio de altura y sus 30 kilogramos de peso, es capaz de reconocer caras y voces de los miembros de la familia.

Wakamaru puede vigilar la casa, buscar información a través de Internet, donde está conectado las 24 horas, o utilizar su lista de contactos ante una emergencia. Wakamaru tiene previsto salir al mercado en 2004.

Los robots no sólo son concebidos como meros compañeros de los humanos. Muchos de estos inventos se crean para llegar a aquellos lugares donde un hombre nunca podría acceder por diversos motivos. Algunos están diseñados para salvar vidas humanas o facilitar el desarrollo de actividades complejas para el hombre. El Instituto de Tecnología de Tokio, por ejemplo, ha diseñado una máquina de aspecto arácnido capaz de desactivar minas antipersonales, el Comet III. 'Estas máquinas son capaces de trabajar sin electricidad, una cuestión vital para trasladar estos sistemas a lugares lejanos y poco desarrollados como ha sido la zona de conflicto de Afganistán', aseguró durante la feria Robodex, un responsable del Instituto de Tecnología de Tokio.

Un buen ejemplo de robot creado para llegar hasta donde un hombre no ha llegado nunca es Pyramid Rover, de 12 centímetros de alto ideado para acceder a lo más profundo de la pirámide de Keops en Egipcio. Otros casos son los robots submarinos cuya tarea es llegar a zonas marinas de difícil acceso. El Ministerio de Fomento contrató en mayo, a través de la Sociedad de Salvamento Marítimo a Nereus IV, un sofisticado robot que inspeccionó 400 millas de los fondos marinos gallegos afectados por el Prestige. El último fichaje robótico de Fomento trabaja a profundidades de entre 10 y 2.500 metros, incorpora 12 focos, un sistema de grabación de vídeo y es capaz de recoger muestras a través de dos brazos articulados.

Máquinas especializadas en antiterrorismo

El Servicio de Desactivación de Explosivos (Sedex) de la Guardia Civil cuenta con uno de los robots más populares: el Tedax, aunque este término corresponde más bien al técnico que controla la máquina.'Ciertamente estos robots no tienen nada de futurista, no son autónomos. Son controlados en su totalidad por un técnico que es quien le da las órdenes, aunque para nosotros son esenciales', comenta Miguel Ángel Martínez, guardia civil y miembro del Servicio de Desactivación de Explosivos.En contra de lo que se puede pensar, el Tedax no desactiva bombas; su tarea se centra principalmente en la manipulación de paquetes sospechosos, aperturas de maleteros, etc. 'Cada vez que se utiliza uno de estos robots estamos poniendo a salvo la vida de una persona', asegura Martínez, 'si explosiona un paquete manipulado por un robot, éste se puede reparar en apenas un par de horas, una persona es irrecuperable'.Cada uno de estos robots, fabricados para el Ministerio de Defensa británico, cuesta cerca de 145.000 euros. 'En España modificamos cada unidad según nuestras necesidades', explica Miguel Ángel Martínez.'La empresa que realiza esas transformaciones se lama JAL, de capital 100% español; los resultados sorprenden a los propios británicos cuando vienen a visitarnos', declara el responsable del Sedex.Actualmente la Guardia Civil cuenta con 45 máquinas, que se manejan con un control remoto por medio de radiofrecuencia o a través de un grueso cable.

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