El automóvil se cala
Vuelve el pesimismo al sector tras el anuncio por DaimlerChrysler, Volkswagen y Peugeot de que no podrán cumplir sus objetivos de beneficios para este año
La industria del automóvil está peor de lo que esperaba estar. Y las previsiones ya eran poco ambiciosas. Los fabricantes sufren desde hace años un suave pero continuo declive de las ventas y un exceso de capacidad productiva instalada. Cuando no ha terminado el ajuste, que se ha llevado decenas de miles de empleos y cerca de un tercio de la capitalización bursátil en un año, la industria recibe un nuevo castigo por la dañina combinación de guerra de descuentos y dólar débil en el mercado norteamericano, el mayor del mundo. Las perspectivas de beneficios se recortan. Las recomendaciones de los analistas y las notas de calidad crediticia también.
'Este año no vamos a ver la recuperación de la industria, pero tampoco será catastrófico', opina José Antonio Bueno, director de la consultora Roland Berger. 'La agresividad comercial, ese regateo tan conocido en España, se extiende por Europa y llega al extremo en EE UU. Hay pasión por el volumen con tal de tener las fábricas funcionando, pero los márgenes se están agotando', advierte este experto.
En las últimas semanas han predominado los anuncios de revisiones a la baja de las previsiones de beneficios, los temidos profit warning. Este miércoles DaimlerChrysler avisó que tendrá pérdidas trimestrales inesperadas de 1.000 millones de euros en su rama estadounidense, que preveía ganar unos 2.000 millones en el año. Anteriormente Volkswagen había informado de un declive en sus beneficios del 68% atribuido al alza del euro. Ante los accionistas de Peugeot Citroën, su presidente, Jean-Martin Folz, reconoció que 'sería muy difícil alcanzar los objetivos este año'.
La industria europea basaba sus esperanzas en un mercado estable este ejercicio. Pero las ventas en Europa occidental bajarán un 5,7%, hasta las 13,6 millones de unidades y retrocederán otro 2,5% adicional en 2004, según la firma británica Autopolis. Los expertos alertan de que las nuevas fábricas en Europa del Este pueden quedar sin justificación si no despega la demanda global. Esto eleva el riesgo de recortes de actividad de España, tercer país productor europeo.
En EE UU las ventas caen un 2% hasta mayo, lo que daría un volumen anual en torno a 16,7 millones de vehículos. La cifra es todavía alta gracias a los fuertes descuentos que se vienen ofreciendo desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Y China, que era el mercado más prometedor este año para los fabricantes occidentales, ofrece muchas menos expectativas dada la epidemia de neumonía asiática.
La subida del euro respecto al dólar, la libra esterlina y el yen pasa factura a los fabricantes europeos. Un estudio de Credit Suisse calcula un impacto potencial desfavorable del tipo de cambio en el resultado bruto de explotación de hasta el 74% para BMW, un 52% para Volkswagen y un 38% para DaimlerChrysler. Para Renault y PSA, menos exportadores fuera del continente, el coste es del 31% y 22%, respectivamente. Los analistas matizan que las compañías tienen cubiertos parte de esos riesgos en divisas, aunque el mercado no suele tenerlo en cuenta. BMW, por ejemplo, tiene cobertura durante todo 2003 y dos tercios de 2004. 'Si el cambio sigue así, tendremos un problema en 2004 y 2005', dijo su director financiero, Stefan Krause. Aún más previsora fue la muy rentable Porsche, que, aunque vende más en EE UU que en el resto del mundo, tiene asegurado el tipo de cambio hasta 2006. 'Hacemos dinero fabricando coches, no jugando en un casino', comentó su presidente, Wendelin Wiedeking.