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Futuro

Frentes abiertos

La atención económica está puesta en dos frentes: la debilidad del dólar y la posible adhesión de Reino Unido a la UEM. Antonio Morales analiza las consecuencias sobre los mercados.

En este momento, y es cierto que durante las últimas semanas también ha sido así, toda la atención sobre el mundo de la economía está puesta en dos frentes, que, aunque puedan parecer distintos, tienen varios factores en común. El primero de ellos es la debilidad del dólar americano, y por lo tanto, la importante apreciación de otras divisas, especialmente importante en el caso del euro. El segundo, y de la más absoluta actualidad, es la posible adhesión de Reino Unido a la UEM.

Con respecto al primer punto, es posible que el grueso de la apreciación del euro se esté completando ya, aunque no deberíamos tampoco descartar que se produzca un nuevo avance, ya que las condiciones que han soportado, o mejor dicho, en las que se ha sustentado esta situación, siguen prácticamente intactas. Por ejemplo, podemos enumerar el déficit estadounidense, la postura de la Reserva Federal, y, por supuesto, la actitud complaciente del Gobierno estadounidense ante esta situación.

Para apoyar la tesis de que ya hemos podido asistir al grueso de la carrera alcista del euro existen varios argumentos. Dos de los más potentes son la alta probabilidad que existe de que el Banco Central Europeo recorte los tipos de interés en la próxima reunión de esta semana que comienza, y por otra parte, la posibilidad, por la que apuesta el consenso, de que en la segunda mitad del año el crecimiento de la economía de EE UU supere al de la zona euro, ya que este retroceso de la divisa norteamericana, junto a los estímulos fiscales y las caídas de los tipos de interés, son razones suficientes para confirmar esta teoría.

El segundo punto de atención que enunciábamos al comienzo, la posible decisión de la incorporación de Reino Unido a la UEM, es sin duda uno de los principales objetos de debate, aunque en nuestra opinión no parece muy probable que se produzca en los próximos meses, aunque sí lo es que se produzca en unos años.

Actualmente la decisión parece sencilla, ya que no parece haberse alcanzado la convergencia, al menos en los cinco puntos o pruebas económicas realizadas por el Tesoro. Durante los últimos 10 años se ha superado de forma constante el crecimiento registrado en la zona euro, y es probable que lo siga haciendo aún unos años, ya que continuará beneficiándose de una política fiscal más expansiva y de una moneda que se deprecia, justamente lo contrario que en la zona euro.

Estos datos hacen complicado para el Gobierno británico convencer al público -por otro lado ya bastante escéptico- de las ventajas derivadas de la adhesión a la moneda única. Aunque también es cierto que este escepticismo de los británicos pierde fuerza en un horizonte temporal de entre cinco y diez años.

En cualquier caso, y ya para terminar, estos dos frentes que hemos desarrollado tendrán distintas consecuencias para los mercados. El primero de ellos es quizá el más relevante, ya que las consecuencias de un impulso del crecimiento económico sólo tienen una lectura positiva para los mercados de renta variable. Mientras, el segundo frente, muy descontado desde nuestro punto de vista por los inversores, no debería tener tanta incidencia a nivel global, aunque localmente sí pueda tener un tinte más positivo.

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