Los expertos dudan de la eficacia del plan de recorte fiscal de Bush
Warren Buffett, el llamado oráculo de Omaha, fue uno de los primeros en disparar. El gestor del fondo Berkshire Hathaway, una de las personas más ricas del mundo y el gurú más escuchado de Wall Street, atacó con dureza el plan de recorte fiscal de George Bush, un plan que eliminará 350.000 millones de dólares en impuestos directos. 'El Gobierno no puede invitar a comer a todo el país. Debe decir quién paga, y han pasado la factura a la parte equivocada'. Buffett denunciaba así que la mayor parte de la rebaja fiscal favorece a las rentas más altas, lo que disminuye el impacto económico del plan.
La principal novedad del plan Bush, y la medida de más impacto, es la reducción al 15% de la imposición sobre los dividendos y del tipo aplicable a las plusvalías de capital a largo plazo. Actualmente, el dividendo tributa al tipo marginal en el impuesto sobre la renta, y las plusvalías al 20%. Buffett denunció que, según este plan, si el fondo Berkshire Hathaway pagase 1.000 millones de dólares en dividendo, él que tiene el 31% cobraría 310 millones. 'Poner 1.000 dólares en los bolsillos de 310.000 familias necesitadas daría más estímulo económico que darme a mí 310 millones', explicó Buffett.
William Dudley, economista jefe de Goldman Sachs, tampoco espera que el plan fortalezca el crecimiento económico: 'Como está enfocado a las personas de renta más alta, una porción del paquete de ayuda va a ser ahorrado en vez de gastado', explica.
El recorte fiscal contempla también la reducción del tipo del IRPF y beneficios fiscales por matrimonio y maternidad. No obstante, tanto la cuantía de la rebaja como su duración en el tiempo han quedado reducidas en la tramitación. Así, los 850.000 millones de dólares iniciales se han quedado en 350.000.
'A nivel teórico está bien, porque elimina la doble imposición de los dividendos: primero en la empresa y después en la renta. Ahora bien, teniendo en cuenta la situación económica, hay mejores formas de gastar el dinero. No es malo en sí, pero se pierde la oportunidad de dedicar los fondos a otra cosa', señala Antonio Villarroya, de Merrill Lynch.
Los efectos del plan sobre la Bolsa son positivos, pero limitados. Aunque dará más dinero a los inversores, las compañías del S&P 500 sólo pagan en dividendo un 1,74%, por lo que la rebaja es, como máximo, del 15% sobre este 1,74%.
Poco reflejo bursátil
Además, como señala Andrés Vázquez, de Safei, 'el paquete sólo abarca hasta 2007, lo que limita a largo plazo el impacto de la reducción. Así, apenas ha tenido reflejo en el mercado'. Vázquez tiene más dudas sobre la conveniencia económica del plan: 'No va a ser el salvador de la economía. Es insuficiente para dar confianza a las empresas para que inviertan. Eso es lo que hace falta, porque el consumo ya tira del crecimiento gracias a la bajada de tipos y la refinanciación de hipotecas'.
El plan ha suscitado un amplio debate en el que se han mezclado política y economía. 460 economistas (incluidos varios premios Nobel) han firmado una carta denunciando que los efectos del plan no serán los previstos. Otros 130 han firmado otra carta a favor. En el bando de los contrarios se ha apuntado, además de Warren Buffett, George Soros, otro conocido gurú de Wall Street, quien señala que Bush 'utiliza la recesión para redistribuir renta a favor de los ricos'.
Avelino Hernández, de Sabadell Banca Privada, señala que la combinación del recorte de impuestos, de la depreciación del dólar y de los bajos tipos de interés de la deuda, que se mantendrán así gracias a la labor de la Fed, supondrá un importante estímulo a la economía en el segundo semestre'. No obstante, duda de la sostenibilidad de este efecto, y lo compara al estimulo fiscal del último trimestre de 2001, después de los atentados del 11-S.
Sobre la Bolsa, Hernández quita importancia al recorte de la tasa impositiva del dividendo y al estímulo económico del plan. Más bien, la relación causa efecto puede invertirse: 'Ahora mismo se descuenta un escenario muy optimista. El mercado puede corregir, y eso mitigaría el impacto del plan'.
Diego Escribano, de Beta Capital, coincide al señalar que el plan es excesivamente cortoplacista. 'Se ha aprobado con la vista puesta en las elecciones de 2004, para dejar dinero en los bolsillos de los consumidores hasta entonces, de modo que la demanda interna tire mientras llega la recuperación de la inversión. En ese sentido no es malo, pero se han eliminado medidas de largo plazo y más calado, como los incentivos a la inversión en las pymes, que eran importantes'.
Algunas acciones europeas, beneficiadas
El plan fiscal de Bush supondrá un incentivo para que los estadounidenses inviertan en empresas de la vieja Europa. Compañías como Nestlé y DaimlerChrysler pagan más rentabilidad por dividendo que la mayor parte de las empresas estadounidenses, y por ello la eliminación de la tributación del dividendo les da una cierta ventaja sobre otros valores.Los legisladores de EE UU acordaron finalmente extender la nueva tributación (el 15%) a los dividendos que pagan las corporaciones extranjeras, extremo que no estaba incluido en las versiones anteriores de la ley. æpermil;stas sólo se aplicaban a los dividendos pagados por corporaciones de EE UU.Para poder cambiar las tornas, las filiales estadounidenses de compañías europeas han tenido que pasar buena parte de las últimas semanas recorriendo los pasillos de Washington.La instancia también fue promovida por legisladores como Sam Johnson, republicano por Tejas, cuyos votantes trabajan en fábricas propiedad de Alcatel, Ericsson y la canadiense Nortel Networks. En total, las empresas extranjeras emplean a 410.000 tejanos, dijo.Firmas foráneas con inversiones en EE UU por más de 1,5 billones de dólares hubieran quedado excluidas de la rebaja impositiva si no se hubieran hecho estos cambios de último minuto. En total, los estadounidenses poseen el 20% de las 100 mayores empresas extranjeras cotizadas en la Bolsa de EE UU.