El extremeño incombustible
Con veinte años a sus espaldas como presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra revalida su mayoría absoluta en la tierra que le ha visto nacer y crecer como uno de los políticos de mayor personalidad dentro del PSOE. Amigo por igual de Felipe González, Alfonso Guerra y, ahora, de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien se ha congraciado por su talante conciliador dentro del partido, Rodríguez Ibarra tiene claro que ya ha superado la etapa de pelearse con los terratenientes por el reparto de las fincas manifiestamente mejorables. Ahora, mantiene que ha llegado la hora de ocuparse de las nuevas tecnologías, de Internet, para llevar hasta las escuelas extremeñas aquellos adelantos que pueden ayudar a sacar a esta tierra del retraso histórico que acumula.
Rodríguez Ibarra ha vencido en esta ocasión en las urnas a un candidato del PP, Carlos Floriano, al que se anticipaba una larga carrera política dentro de la comunidad. Y lo ha hecho combinando en su campaña electoral los asuntos propios de su tierra, en defensa, por ejemplo, de los cultivadores de tabaco, con sus tradicionales lances en política nacional. No en balde es uno de los políticos con la lengua más larga que desde joven superó el miedo a decir sus verdades bien altas, aunque ello le haya costado cierta fama de demagogo.