De Guindos estima que el PIB crece un 2,1%
El secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, estimó ayer que el crecimiento del PIB en el primer trimestre del año será 'muy parecido al 2,1%' registrado de octubre a diciembre de 2002, lo que estaría en línea con el 2% previsto por el Banco de España el pasado 6 de marzo.
Tras participar en el XX Congreso Mundial de Cajas de Ahorros, descartó que en los datos recientes se aprecien síntomas de desaceleración, a pesar de que la economía española se desenvuelve en un contexto 'complejo'. 'Todos los datos que se han ido produciendo ponen de manifiesto que, en este contexto de desaceleración económica en Europa, la economía española ha mantenido los ritmos de crecimiento que obtuvo a finales el año pasado y en los primeros meses de este ejercicio, que han sido difíciles en cualquier caso', manifestó.
El número dos de Economía consideró que la apreciación del euro no perjudicará a la industria turística española, porque el sector 'se ha hecho cada vez más independiente, gracias a una mejora de la calidad y a la competencia pura y dura vía precios'. De Guindos avanzó además la existencia de 'otros factores' que 'permiten augurar que la campaña turística en España va a ser adecuada y va a ser relativamente positiva'.
En lo que respecta a la continua escalada del euro, De Guindos recordó que la moneda europea se encuentra en niveles 'muy parecidos' a los que alcanzó en el momento de su lanzamiento, y que lo más importante es que su ritmo de apreciación es similar al que tuvo en 1999 y 2000, ya que lo 'fundamental es que esta evolución 'no sea excesivamente nerviosa, sino que sea con cierto orden y estabilidad'.
En su opinión, lo que hace ahora el euro es 'reflejar la marcha de la economía europea y mundial', situación que no ocurría hace poco, lo que atribuyó al desequilibrio exterior en el ámbito de Estados Unidos.
De Guindos admitió que la fortaleza del euro hace que los exportadores 'tengan que vigilar sus costes de producción', porque el tipo de cambio les perjudica frente a otros competidores, pero defendió que 'en términos generales' esta situación 'es un elemento positivo' para la economía europea y la española.
Añadió que esta situación abarata las importaciones, sobre todo en materias primas que se comercializan en dólares como el petróleo, y de otros indicadores de producción como los bienes de equipo, y 'equivale a una mejora de la renta disponible de las familias europeas', que verán incrementada su capacidad adquisitiva 'en Europa y en el resto del mundo'.