Las empresas de la costa apuestan por el 'todo incluido' para salvar la crisis
El acusado descenso de turistas en Baleares, Benidorm o Salou está poniendo en alerta a todo el sector hotelero de la costa española. 'España ya no se ve como un destino barato y eso perjudica seriamente el nivel de reservas en los tradicionales mercados emisores', dicen en el turoperador Thomas Cook.
El problema radica 'en los elevados precios de los servicios complementarios que rodean al turista, como las sombrillas, las consumiciones de los bares, las comidas y los espectáculos, explica Ramón Estalella, secretario general de la Agrupación Hotelera de las Zonas Turísticas, Zontur. 'En algunas ocasiones el precio de una hamaca, cerca de 9 euros, viene a alcanzar incluso la tarifa de una noche de hotel de baja categoría, 15 euros', dicen los hoteleros. El resultado: caídas elevadas de la ocupación como las vividas la pasada Semana Santa en zonas de Baleares, y algunos puntos de la costa del Mediterráneo.
No sucede lo mismo en otras zonas, como Canarias, donde está más implantada la fórmula de todo incluido en sus hoteles. La ocupación y sus ingresos se han mantenido incluso en épocas de crisis y de incertidumbre mundial. Los resultados de la última encuesta de Expectativas Hoteleras, realizada por el Instituto Canario (Istac) revelan una tendencia creciente de turistas en el segundo trimestre. En este sentido, se estima que en Gran Canaria y Tenerife se producirán aumentos de visitantes españoles del 43%, mientras que se mantendrán los índices de extranjeros.
En estas circunstancias, los turoperadores europeos están pidiendo a los hoteleros españoles que 'adecuen sus establecimientos para poder ofrecer al cliente servicios de cafetería, de ocio o espectáculos sin tener que salir del hotel', dice Estalella. Aunque esta medida supondrá un problema para algunos hoteles, ya que no cuentan con los recursos suficientes para ampliar sus instalaciones, 'supondría estar en condiciones de competir con otros destinos más baratos', señalan en el sector.
Contratos en garantía
En España existen cerca de 4.600 establecimientos de costa agrupados en Zontur. De ellos, sólo el 3% disponen de estos servicios complementarios incluidos en el precio total de la estancia.
Los grandes mayoristas piden al sector que este número se amplíe, o que en su defecto, 'los organismos y empresas entren a negociar con el resto de las empresas de servicios para que bajen sus precios. Se trata de competir con otros mercados como Turquía o Croacia cuyos precios están un 20% por debajo de los de España, dicen en Thomas Cook. 'Si no se hace nada para reparar la imagen de destino caro, dejará de ser atractivo para el turista', advierten.
De hecho, el segundo turoperador confía en otros mercados como Polonia, Hungría, India o Egipto, de donde espera conseguir cerca del 20% de las ventas en el año 2007.
Por su parte, las empresas hoteleras de Mallorca están negociando de nuevo y, en algunos casos, eliminar los contratos en garantía firmados con los grandes mayoristas turísticos, 'debido a la actual incertidumbre que genera el negocio vacacional', según la Federación Española de Hoteles de Mallorca.
Con el contrato en garantía, el turoperador se asegura un cupo determinado de plazas hoteleras para la temporada alta, fecha en la que la demanda es mayor, a cambio de abonar las camas por adelantado al establecimiento. æpermil;ste cuenta por anticipado con el dinero y exige al mayorista que reparta las reservas en los meses de baja demanda.
El equilibrio se rompe cuando no se cumplen las expectativas, como está ocurriendo este año con los principales mercados emisores de turismo hacia España, principalmente el alemán, que ha sufrido acusados descensos incluso en temporada alta.
Los hoteleros advierten que 'el contrato en garantía es coyuntural, ya que esa modalidad se impone cuando la demanda es superior a la oferta'. Los turoperadores, dicen en la federación, 'aceptan los contratos con garantías sólo para asegurarse las plazas en determinadas fechas'.
En busca de nuevos turistas
La caída del número de visitantes alemanes está perjudicando seriamente la actividad de algunos destinos vacacionales españoles, especialmente Baleares. Por esta razón, el Instituto Balear del Turismo (Ibatur), dependiente de la Consejería de Turismo del Gobierno balear, ha lanzado una campaña para captar turistas rusos y suplir de esta manera el vacío que dejan los visitantes alemanes en el sector. De momento, numerosos trabajadores de hoteles están recibiendo cursos de ruso para poder hacer frente a la llegada de estos turistas, que es lo que pretende el ejecutivo autonómico.Tiffany Blackman, directora del Ibatur, ha explicado que el mercado ruso es muy atractivo.'Por un lado, se encuentra a cuatro horas en avión del archipiélago', y, por otro, 'cuenta con una clase media que viaja mucho'. En la actualidad, llegan cada año a Baleares unos 5.000 turistas rusos, una cifra que para los expertos del Gobierno es pequeña, si se compara con los 300.000 veraneantes que recibe anualmente Cataluña de ese país.Los empleados de los hoteles de la playa de Palma son los primeros que están recibiendo clases de ruso, financiadas por el Gobierno balear, y se espera que la iniciativa alcance otras zonas.El Gobierno de Baleares no sólo está interesado en Rusia, sino también en los países del Báltico y en algunos países emisores del Este. Ibatur cree que los turistas rusos son, después de los japoneses, los que más gastan durante sus vacaciones.