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El futuro del Valencia CF, a golpe de talonario

Decenas de valencianistas que a finales de 1992 y en verano de 1996 formaron largas colas en Mestalla para comprar nueve acciones del Valencia Club de Fútbol a 48,08 euros por título volvieron ayer a desfilar por las oficinas del club y por las de la candidatura a la presidencia de Francisco Roig para venderlas nada menos que a 600 euros.

Sendas ofertas públicas lanzadas por Roig y por el promotor Bautista Soler -apoyado por el consejo de administración- han conmocionado a una masa social de casi 30.000 personas que con nueve acciones de máximo cada una presumía de controlar una de las mayores sociedades anónimas deportivas españolas.

El capital del Valencia está repartido en 192.225 acciones. Hasta ayer, Francisco Roig controlaba unas 30.000, algo menos que la suma de miembros de la candidatura del actual presidente, Jaime Ortí. Por tanto, en las inminentes elecciones para renovar el consejo y la presidencia el voto de los minoritarios era decisivo. Tan decisivo como para que Roig haya hecho la oferta de 600 euros por acción y Bautista Soler, que había ofrecido a Roig 18 millones de euros por su paquete accionarial, haya igualado la puja. En cualquier empresa de Bolsa una opa de estas características tendría el éxito asegurado, pero en un club de fútbol es diferente, aunque su deuda supere los 120 millones de euros.

'Voy a vender siete de mis nueve acciones porque estoy en paro y necesito el dinero, pero si no, no vendería', explicaba ayer un accionista. Lo cierto es que la afluencia no fue grande -unas 1.000 personas entre las dos candidaturas-, ya que la mayoría no quiere vender para que el club no vaya a parar a manos de unos pocos. Otros auguraban que tras estas ofertas 'ya no tendremos ningún poder y las acciones no valdrán nada'.

Un joven vendió tres de sus nueve títulos 'porque iba a votar a Paco Roig de todas formas en las elecciones, y así me saco un dinero'. A las puertas de las oficinas del club, otro accionista lo tenía claro: 'Tengo tres acciones que compré cuando era abonado y las vendo todas porque pagan muy bien y, además, yo soy del Barça y ya no voy a Mestalla'.

Quienes decidan vender tienen que elegir comprador. La mayoría parece decantarse por el actual consejo, 'porque es más honesto' o 'porque dentro de la falta de democracia, al menos no es sólo una persona'. Otros prefieren a Roig 'porque es más simpático, más emprendedor y más negociante'.

En medio del barullo, a un accionista se le ocurrió preguntar por la repercusión fiscal de la venta. No le supieron responder y se fue a casa a pensárselo.

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