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'Telecos'

La CMT se queda sin teléfono al intentar cambiar de compañía

Llamar a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) durante la mañana de ayer y parte de la víspera fue imposible. El regulador de la telefonía se había quedado, literalmente, sin teléfono.

Es la primera vez que la comisión sufre en sus carnes las ventajas de la liberalización, ya que el suceso tiene su origen en la actuación ejemplificadora del organismo. Siguiendo los dictados del Ministerio de Ciencia y Tecnología, la CMT decidió sacar a concurso sus servicios de telecos. El 11 de diciembre, el BOE publicó el veredicto. Auna, Vodafone y Colt serían a partir de entonces los proveedores de telefonía fija, móvil y datos de la CMT.

La materialización del fallo se ha tomado su tiempo y ha pasado por todas las etapas, pero en una de ellas se atascó. Una semana después de que el regulador destacara en su revista mensual el hito de un 'nuevo máximo en la portabilidad', ha comprobado cómo a veces no es tan fácil llegar a estar incluido en las cifras que publica. Porque ése ha sido precisamente la causa del apagón de la CMT, un problema originado mientras portaban su número.

Las líneas telefónicas de la comisión son de Telefónica y también suyos son los números de teléfono. Una de las ventajas de la liberalización es la posibilidad de cambiar de proveedor de telefonía fija sin tener que modificar el número, una facilidad a la que se han acogido 561.130 usuarios. Decidida a evitar todo el papeleo, incomodidades y coste que implica cambiar las numeraciones de toda una institución, la CMT optó por la portabilidad.

Telefónica comenzó los trámites -el proceso es complejo y encadena un sinnúmero de pasos-. A primera hora de la tarde del lunes, la migración estaba hecha y con éxito, según recalcan en la operadora. Los números estaban ya en la red de Auna. Pero algo falló. Poco después de las cinco, los teléfonos del regulador se quedaron mudos.

Así continuaron durante unas 20 horas más. A mediodía de ayer las líneas recuperaron la comunicación, pero sólo para las llamadas entrantes. Los trabajadores de la CMT siguieron recurriendo al móvil durante parte del día para comunicarse con el exterior.

Por supuesto, técnicos de Auna y de Telefónica hicieron trabajos intensivos. El objetivo era arreglar el percance lo antes posible. Y así se hizo. Lo que parece más complicado es saber quién tuvo la culpa. Telefónica lo tiene claro: 'La migración fue un éxito y el problema surgió cuando los números portados ya estaban en la red de Auna'. Fuentes cercanas al ex monopolio creen que la red de su competidor no había completado todos los pasos necesarios para el cambio.

La contraparte, sin embargo, matiza: 'Fue un problema de entendimiento entre los implicados, Telefónica, Auna y la CMT', explica el operador. La culpa, por tanto, es compartida y viene dada en parte por el procedimiento.

El malentendido, añaden, se produjo por problemas de comunicación entre las partes. Al parece, la CMT había solicitado que el cambio se hiciera el día 23 a las cinco de la tarde, pero los formularios de portabilidad sólo incluyen la hora, no la fecha -como reclama la patronal Astel-, así que el deseo de la comisión nunca fue oficial ni tampoco conocido por Telefónica. La migración se realizó finalmente el día 19 y así se lo comunicó la operadora dominante a Auna, pero el fax nunca fue recibido. Aunque admite su parte de culpa, Auna recalca que la comunicación no fue al lugar indicado. El lunes, por tanto, ni sus técnicos ni sus comerciales sabían nada y el número se portó 'al vacío'.

En el centro de la disputa, la CMT, el árbitro de las telecomunicaciones, calla. 'Ha sido un problema de conexión de centralitas', es la explicación oficial, pero ¿qué es lo que ha pasado realmente? 'Se está estudiando y después ya se verá...'. Los puntos suspensivos no implican que se vayan a tomar medidas, dicen en la CMT, aunque la experiencia propia ha hecho a la comisión testigo privilegiado de algunos conflictos de la liberalización.

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