El G-8 pide reformas estructurales y obvia los desajustes cambiarios
A pesar de que Europa se acerca a la recesión y de que Estados Unidos ve cada vez más cerca el fantasma de la deflación, presente en Japón desde hace años, los ministros de Economía y Finanzas de los ocho países más ricos del mundo ven el futuro con optimismo. Así lo demuestran las conclusiones de su reunión en la estación balnearia de Deauville (Francia), en las que se comprometieron a llevar a cabo las reformas estructurales que sean necesarias para reactivar el crecimiento económico mundial.
En este sentido, se refirieron a la necesidad de algunos países de reformar su sistema de pensiones, tarea que está llevando a cabo Francia con grandes reticencias en la opinión pública, así como flexibilizar el mercado laboral y sanear el sistema bancario, dos claras referencias a Alemania y Japón, respectivamente.
Los ministros de Economía y Finanzas del G-8 (Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá y Rusia) también se mostraron especialmente sensibilizados por los problemas que está generando en sus economías el envejecimiento progresivo de la población.
El Secretario de Estado estadounidense, John Snow, quiso dejar claro que ahora son 'los otros' quienes deben llevar a cabo tales esfuerzos, en alusión a Europa, para 'crear empleo y contribuir al crecimiento global'. Los responsables económicos del G-8 se reunieron en uno de los peores momentos para la economía europea, después de que Alemania y Holanda hayan entrado en recesión, y Francia y Portugal registren un alarmante déficit público.
El encuentro sirvió además al comisario económico europeo Pedro Solbes para lanzar una nueva advertencia a Italia. Según Solbes, 'si Italia no lleva a cabo importantes reformas estructurales, su déficit público superará el 3% en 2004', barrera establecida por el Pacto de Estabilidad de Bruselas. A pesar de los malos síntomas generales, 'confiamos en el potencial de recuperación del crecimiento', según el ministro francés de Economía, Francia Mer, cuyo país es este año anfitrión de los encuentros del G-8.
Los ministros, sin embargo, no abordaron el espinoso tema de los tipos de cambio. El comunicado final no hizo ninguna mención a la fortaleza del dólar, situación que está causando graves problema de competitividad para las empresas europeas. La ausencia de una postura sobre la fortaleza de la divisa estadounidense choca con las posiciones adoptadas por este forro en las reuniones celebradas en abril y febrero, en las que los ministros de economía y Finanzas se comprometieron a mantener una tarea de vigilancia en los mercados de cambio. El euro cotiza a los niveles más altos frente al dólar de los últimos cuatro años.
Por otro lado, Francia llevó al comunicado la necesidad de una 'mayor regulación' de las agencias de calificación de deuda, después de que Alemania hubiera expresado sus inquietudes respecto a la 'transparencia e independencia' de estos organismos, hoy liderados por EE UU.
Deuda de Irak
Durante el encuentro, que servirá de base para la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-8 del 1 al 3 de junio en Evian (Francia), los ministros se reconocieron incapaces de 'estipular' la deuda en Irak, hasta que 'no haya un clima de seguridad' en el país que permita su estudio por parte de inspectores del FMI y del Banco Mundial.
Snow reconoció, sin embargo, que no 'se puede esperar que Irak pague por lo menos hasta finales del año 2004'.