Responsabilidad social, a examen
Crece el interés de los mercados por las prácticas empresariales en materia de RSC; a ello contribuye la constatación de que las prácticas corporativas en materia social y ambiental pueden constituir un buen indicador acerca de la calidad en la gestión y gobierno de una empresa. Así parecen entenderlo inversores institucionales como Morley o Schroders, quienes pidieron a las compañías farmacéuticas que adaptaran sus políticas de precios para hacer accesibles su medicamentos contra el sida a las poblaciones en países en vías de desarrollo. Entendían que no hacerlo podía dañar el valor a largo plazo de las compañías. De hecho, tras la petición de Calpers, uno de los mayores fondos de pensiones del mundo, GlaxoSmithKline redujo en un 47% el precio de su combinado de fármacos contra el sida. Un repaso a las prácticas de los cien mayores gestores de activos del mundo (según Global Investor) permite constatar que buena parte aplica criterios RSC al diseño de carteras; algunos, como Barclays Global Investors, declaran que el análisis de las prácticas RSC constituye una parte esencial de su política de inversión.
Los inversores interesados en las prácticas en materia de RSC recurren a los servicios de agencias especializadas; éstas ordenan la información sobre RSC emitida por empresas cotizadas. No se trata de auditorías, su trabajo es remunerado por el mercado y nunca por la empresa. Tampoco se trata de certificaciones, simplemente proporcionan información no financiera, incluidas las de gobierno corporativo, a los muchos inversores institucionales interesados por las prácticas empresariales en RSC. El mejor escaparate acerca del uso del análisis RSC se encuentra en los llamados índices RSC o índices de sostenibilidad; entre otros, Dow Jones Sustainability Group Index o la serie de índices FTSE4Good.
Las agencias dedicadas al análisis RSC siguen, en general, una metodología similar: el análisis se centra en el estudio de la relación de la empresa con los grupos de interés concurrentes, y se estructura en tres niveles: políticas formales, sistemas de gestión y datos clave. Posteriormente, se analizan las prácticas en las que la compañía se encuentra sustancialmente por encima, o por debajo, de la práctica habitual del mercado. Así, por ejemplo, al analizar las prácticas de gobierno corporativo se considera un dato clave el nivel retributivo de los consejeros. Algunas agencias internacionales de análisis RSC son la agencia suiza SAM Research (www.sam-group.com), que realiza el análisis previo para la serie de índices RSC de Dow Jones. En el Reino Unido, EiRiS (www.eiris.org) lleva a cabo el análisis previo de las compañías que entran a formar parte de los índices FTSE4Good. SiRi Group (www.sirigroup.org), con sede en Suiza, proporciona sus servicios a decenas de inversores institucionales en todo el mundo.
Hasta hace bien poco, el análisis RSC había sido ignorado por las grandes empresas españolas, no conscientes de estar sometidas a este escrutinio; ahora, comienzan a ordenar la información emitida en RSC; a ello responde la tendencia por parte de las compañías españolas más reputadas de publicar memorias en esta materia. Se trata de ponérselo fácil a los mercados.