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Miradas digitales

Telecentros y aprendizaje

Cuando uno se entera de que casi seis de cada diez habitantes de la Unión Europea tienen conocimientos que les permiten utilizar un ordenador, pero que la mitad de ellos no sabe utilizar Internet, echa en falta muchas cosas. Por ejemplo, que no se generalicen experiencias tan exitosas como las que protagonizan las redes de telecentros de Asturias (www.asturiastelecentros.com) o Cataluña (www.xarxa365.com). U otras presentadas esta semana en el Encuentro Internacional de Redes de Telecentros celebrado en Oviedo, como la que en las Tierras Altas de Escocia consigue emplear con facilidad a mujeres en el ámbito del teletrabajo y atraer a profesionales para que asienten sus reales en esas tierras lejanas (www.work-global.com).

'Necesitamos convencer a la gente de la importancia del aprendizaje permanente a nivel personal y social, y motivarla para actualizar y ampliar sus competencias, sobre todo en materia de tecnologías de la información e idiomas'. Así de rotunda se pronunció la Comisaria europea de Educación y Cultura, Viviane Reding. Y permítanme hacer el papel de adivino retórico: ¿Cómo no identificar las palabras de la comisaria con un país que tiene por presidente a alguien que sólo habla catalán en la intimidad, se defiende en francés con anglos y americanos, y jamás ha manejado en público un teclado con vivacidad?

El evidente fracaso de Info XXI y de la formación en Internet promovida desde Madrid contrasta con el éxito que están manifestando proyectos como el asturiano o el catalán; como el que evidencia la localidad de Campillo, en Andalucía, o el que apuntan experiencias recientes como la iniciada en Donostia (www.edonostia.net). Tal vez porque desde la cercanía al ciudadano resulta más fácil detectar y atender las necesidades reales de la población en las nuevas tecnologías.

Unas necesidades que además siguen cubriéndose manteniendo los pies en la tierra, sin construir castillos en el aire ni afrontar grandilocuentes proyectos alejados de la realidad sociológica y formativa del pueblo español. Los telecentros que llevan abiertos en España más de dos años aún siguen profundizando en la más crucial de sus actividades: la alfabetización digital. Justamente aquella que pensaban sería superada con la mayor rapidez. Y justamente la única que sigue olvidándose desde la Administración central, empeñada en otros fastos más relacionados con la imagen que la esencia.

Algo parecido está ocurriendo en la banca online, que cuando comienza a vislumbrar rentabilidades olvida que sólo la competitividad propia de la nueva economía puede garantizar su futura viabilidad. A partir del día 12, eBankinter parece que comenzará a cobrar un euro por cada una de las transferencias que ahora realizaban gratuitamente sus clientes. Y con independencia de cuál sea el importe. Se perjudica así al pequeño usuario de este tipo de servicio frente al adinerado, en lo que parece una decisión tan errónea como sorprendente e inopinada en el hasta ahora positivo balance de la entidad bancaria que más claramente había apostado (y parecía haber comprendido) por el espíritu de la nueva economía.

æpermil;stas son algunas de las verdaderas amenazas al sostenido crecimiento del uso de Internet, y no el hecho de que el número de incidentes y ataques de seguridad informática creciera un 84% en todo el mundo durante los tres primeros meses de 2003. ¿O acaso conoce alguien la forma de hacer una tortilla sin romper huevos?

www.prosperomoran.com

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