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Televisión

La fusión digital supera un año de obstáculos

Ya ha pasado un año desde que de forma sorpresiva e inesperada el pasado 9 de mayo Sogecable y Telefónica anunciaran que habían alcanzado el acuerdo de integrar la filial del grupo Prisa con Vía Digital. Se daba así el primer paso para integrar y consolidar en España el controvertido negocio de la televisión digital por satélite e intentar acabar con el reguero de pérdidas que generaba.

Además de la absorción de Vía Digital por Sogecable el acuerdo incluía la adquisición por un euro del 40% que Telefónica posee en Audiovisual Sport, sociedad que explota los derechos audiovisuales de la Liga de Fútbol Profesional.

César Alierta, presidente de Telefónica, y Jesús de Polanco, presidente del grupo Prisa, se estrecharon las manos la tarde del 8 de mayo de 2002 y pusieron en marcha una compleja maquinaria de negociación que ha debido sortear un año de obstáculos de todo tipo para llegar a buen fin.

A las dificultades evidentes de alumbrar un grupo con una oferta de programación coherente, con una deuda financiera soportable y con una estructura de capital equilibrada, la integración tuvo y todavía tendrá que navegar de acuerdo a los condicionantes que impuso el Gobierno.

Unas condiciones que fueron calificadas de 'muy serias' por Jesús de Polanco y que cinco de ellas, de las 34 impuestas finalmente por el Gobierno, fueron recurridas ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo.

En todo caso, y a la espera definitiva de lo que decida el Supremo, ambas empresas decidieron seguir adelante con sus planes de integrar los dos negocios. Tras recibir, el pasado 3 de abril, el visto bueno definitivo del Ejecutivo al plan de actuación propuesto por la empresa para ajustarse a las condiciones impuestas, todo apunta a que a finales del próximo mes de junio, una vez formalizado el canje de acciones en la primera mitad del mes de acuerdo con el calendario preliminar establecido, nacerá el nuevo grupo.

Las incertidumbres que han generado y aún generan tanto las condiciones impuestas por el Gobierno como las dudas que existen en el mercado sobre la rentabilidad futura del negocio han provocado que las acciones de Sogecable se hayan depreciado un 50% desde el momento en el que se anunció su fusión.

Sin embargo, un informe elaborado por los analistas del banco francés Cheuvreux, tras señalar su excelente posición de mercado y su enorme potencial de creación de valor, estima que el precio objetivo de las acciones de la empresa debería situarse en torno a 22,2 euros.

Estima este informe que la compañía generará un flujo de caja positivo en 2004 de 189 millones y que entrará en rentabilidad ese mismo año, justo un ejercicio antes de lo que estima la empresa. Cheuvreux prevé que en 2004 los beneficios sean de 18 millones y que en 2005 alcancen los 139,7 millones.

La nueva Sogecable contará con tres accionistas de referencia: Prisa, la francesa Groupe Canal + y Telefónica. Las dos primeras con un 16,38% del capital y Telefónica, con un 23%, pero con derechos políticos limitados al citado 16,38%.

La nueva plataforma digital nacerá con una deuda global de 1.130 millones. Contará con más de 2,5 millones de hogares clientes y unos ingresos agregados superiores a los 1.300 millones. En paralelo ingresará 150 millones a través de un préstamo participativo que le aportarán, a partes iguales, cada uno de sus tres socios de referencia. Y ofrecerá a todos sus accionistas la posibilidad de participar en un préstamo subordinado de 175 millones.

Además, tiene previsto realizar una emisión de obligaciones convertibles por 250 millones, que previsiblemente colocará en una oferta pública de venta.

En lo que se refiere a los contenidos, la compañía prepara en la actualidad una oferta de programación conjunta, que tiene previsto lanzar al mercado el próximo verano. Antes, ambas empresas deberán afrontar un imprescindible recorte de costes en Vía Digital y decidir a través de qué satélite emitirán su programación -Canal Satélite Digital emite a través de Astra y Vía Digital lo hace en Hispasat-, aunque provisionalmente lo hagan a través de los dos que ahora usan.

Los costes de reestructuración estimados en los que se incurrirá serán entre 300 y 400 millones. Y producto de la fusión se aflorarán créditos fiscales por importe de 1.000 millones. Por tanto, la empresa no espera tener que pagar impuestos hasta 2011.

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