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Opinión

El compromiso emocional

Las empresas no son entes ajenos a la sociedad en la que actúan. Es más, en tanto integradas por personas, son sociedad, y en tanto inmersas en el entramado social, son ciudadanos corporativos. Uno de los grupos de interés más importantes para cualquier organización es el de sus empleados. Elementos como su cualificación, su experiencia, su entusiasmo y satisfacción en el trabajo o su sensación de recibir un trato equitativo tienen una incidencia directa en la capacidad de la empresa para crear valor a largo plazo. En consecuencia, son las personas y su capital intelectual las que marcan la diferencia. Así, no es de extrañar que uno de los principales retos a los que se enfrentan las organizaciones sea su habilidad para atraer talento y, lo que es más importante, conservarlo. Un ejemplo de esta realidad es el de la cooperativa guipuzcoana de autocares Irizar, cuyo sistema de trabajo, orientado a la satisfacción de clientes y trabajadores, ha sido reconocido con diversos premios a la excelencia empresarial.

En el desarrollo de experiencias como la anterior intervienen las actitudes hacia la empresa que adoptan los empleados. Es decir, su compromiso emocional, que se traduce en un sentimiento y orgullo de pertenencia, en la identificación con la visión y la misión de la organización y en el deseo de continuar en ella. El compromiso emocional del empleado exige una política laboral que se manifiesta en medidas como aprendizaje permanente, participación en los beneficios y en las decisiones, mantenimiento de la empleabilidad, diversidad cultural y de género en los recursos humanos, igualdad de oportunidades, contratación no discriminatoria, transparencia en la política de remuneración, equilibrio entre trabajo, familia y ocio, política de ruptura laboral responsable y seguridad en el trabajo. En esta línea se pronuncia el Libro Verde de la CE para fomentar la responsabilidad corporativa hacia los empleados, como parte de la contribución de la empresa a la mejora de la sociedad.

El comportamiento responsable, tanto en la dimensión laboral como ambiental o con la comunidad, parte de los valores de la organización que se desprenden de sus principios éticos. El desempeño y la satisfacción de un empleado serán más elevados si sus valores están alineados con los de la empresa, y no sólo si poseen la habilidad, la experiencia y la motivación para desempeñar el trabajo. Ahora bien, ¿cuáles son los valores más demandados por los trabajadores? Un reciente estudio elaborado por The Work Foundation para la mejora de la calidad de vida en el trabajo ha analizado los factores que influyen en la capacidad de las empresas para atraer y retener el talento. La investigación muestra una fuerte correlación entre el deseo del empleado de seguir en la empresa y una percepción positiva de su actitud ética. El estudio agrupó los factores mencionados en tres categorías: aspectos instrumentales como el salario o la seguridad; medidas como la formación o la facilidad para compatibilizar la vida profesional y personal; y la consideración del empleado sobre el comportamiento de la organización. El 10% de los trabajadores encuestados elegían esta última variable como el factor más importante en la elección de una empresa en la que trabajar.

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