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Lealtad, 1

De quién y cómo maneja los hilos

En la pequeña comunidad de iniciados en Bolsa abunda el sentimiento de que Wall Street vive uno de sus mejores momentos de manipulación. El resto de los mercados sigue el dictado de aquél gracias al entramado de los derivados. Es lo que se conoce como globalización en un proceso que se retroalimenta las 24 horas del día.

Hay una mano, dicen los mejor informados, que mueve los hilos. No es la mano de Dios, que popularizó Maradona, que Dios no está para esas cosas. Es una mano que, además, tiene vida propia, ajena al resto del cuerpo. En los últimos días se dedica a dibujar sombras chinescas. Conejos, cocodrilos, perros y gatos surgen en la sombra, pero es la mano la que provoca la ilusión óptica.

Por eso, cuando hay una noticia que debe favorecer el alza de las cotizaciones, la Bolsa baja. Por eso, cuando hay un aluvión de datos macroeconómicos negativos, los índices suben. Al final, los observadores e inversores agachan la cabeza confundidos, y ya no saben si detrás de la cortina hay una mano que juega con las formas o si realmente son conejos.

El dominio absoluto que en la actualidad tienen los futuros y derivados sobre acciones explica este fenómeno. La facilidad con que los hedge funds elaboran hojas de cálculo para arbitrar con futuros hace el resto. De ahí que sea imposible vaticinar la influencia de las noticias en Bolsa.

El catedrático Santiago Niño nos envió hace un tiempo la siguiente frase del filósofo Michel Foucault, que se ajusta bien al argumento. 'El gran juego de la historia está en quién se apoderará de las reglas. Quién ocupará la plaza de quienes las estaban utilizando; quién se disfrazará para pervertirlas, utilizarlas a contrapelo y contra los que las habían impuesto; quién, desde dentro del aparato, lo hará funcionar de tal modo que los dominadores se encontrarán dominados por sus propias reglas'.

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