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Crisis

Los grupos alemanes huyen de casa

Suiza es un lugar muy agradable. La vida allí es apacible, el nivel económico alto y sus habitantes son amables y civilizados. El pequeño país alberga además algunos de los paisajes más bellos de Europa y ofrece también excelentes posibilidades para los amantes del esquí. Los empresarios alemanes alaban estas y otras virtudes y se muestran cada vez más interesados en trasladar las sedes de sus compañías a la república helvética, pero por otros motivos: mientras una empresa alemana paga a Hacienda un 40% de sus beneficios, las suizas desembolsan sólo entre el 8% y el 10%. Un ahorro nada despreciable en tiempos de crisis.

Algunas compañías han dado ya el salto, bien a Suiza, bien a otros países con estas ventajas. Procter & Gamble, Compaq o Siemens Building Technologies son algunos de los ejemplos recientes. Sin embargo, en los últimos meses ha aumentado el número de firmas germanas, algunas emblemáticas, que reconocen estar sopesando el traslado de sus sedes por la elevada presión fiscal y la rigidez del mercado laboral.

Así, el fabricante de chips informáticos Infineon, sexta empresa mundial del sector, ha anunciado que está estudiando trasladar su central fuera de Alemania para reducir costes cuando vuelva a los beneficios. Entre las posibilidades que baraja están EE UU, Asia y, por supuesto, Suiza. Por otra parte, el fabricante de componentes informáticos Epcos, ex filial de Siemens, estudia una medida similar. 'La empresa que no se plantee esa opción puede haber desaparecido mañana mismo', afirmó su presidente Gerhard Pagam. Suiza es el destino favorito para algo más de la mitad de los empresarios que toman esta decisión, según la consultora ADL, aunque otras se deciden por Holanda o Suecia, donde la burocracia es menor.

Los expertos opinan que Alemania ha perdido atractivo como sede empresarial y son por lo general muy críticos con la legislación. Roland Berger, presidente de la consultora del mismo nombre, considera que el país 'nunca ha estado en peores condiciones. Jamás recomendaría a un inversor financiar la creación de una fábrica en Alemania, pese a las subvenciones existentes', afirmó tajante en una entrevista reciente. Para Berger, el mercado alemán está excesivamente regulado, es demasiado caro y su mercado de capitales es poco competitivo, por no hablar de la falta de inversión en I+D. En este sentido, destaca que en 1975 más del 25% de los principios activos farmacéuticos habían sido inventados en Alemania, mientras que hoy está entre el 5% y el 8%. Berger destaca que, pese al relativo bajo precio de las acciones de sociedades alemanas, apenas se producen compras por parte de firmas extranjeras. 'Lo que protege a Alemania de opas extranjeras es Alemania misma'.

Los expertos coinciden en que el país necesita reformas drásticas para atraer a las empresas e impulsar así la economía. Para Uwe Mazuna, de la Federación de Empresarios Alemanes (BDA), las condiciones 'no son buenas y es necesario modificarlas, especialmente en lo referido a costes adicionales del trabajo'. Para Berger, 'Alemania no puede permitirse seguir posponiendo sus reformas. Estamos acercándonos al final de nuestras reservas', añadió. El Gobierno del canciller Gerhard Schröder intenta sacar adelante un conjunto de medidas que van en esta línea y buscan sacar al país de la crisis y reducir el elevado desempleo. El proyecto reformará algunas de las bases del Estado de bienestar, como la protección frente al despido o el subsidio de paro. Sin embargo, muchos creen que estas medidas son insuficientes y que la economía alemana necesita más para despegar.

Ahorros fiscales

La intención de Infineon de llevar su sede fuera de Alemania ha provocado cierto revuelo al tratarse de una de las joyas del sector tecnológico germano. La compañía atraviesa un momento difícil, con unas pérdidas de 31 millones de euros en el primer trimestre del año.

Además de la reducción de la plantilla, el fabricante de chips estudia otras medidas para reducir costes, como el traslado de su sede a otro país. Ulrich Schumacher, presidente de Infineon, afirmó que la decisión definitiva se tomará en otoño y precisó que la medida afectaría entre 150 y 200 trabajadores. 'Una compañía que no aprovecha las ventajas fiscales acaba siendo dilapidada en las Bolsas', justificó Schumacher.

De momento, la firma ya ha anunciado el traslado de la dirección de su división de electrónica industrial y del automóvil, unos 80 trabajadores, a Austria, donde ya está situada buena parte de la producción e investigación de esta área de negocio.

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