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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El empleo resiste la crisis

Los buenos datos de empleo revelados por la encuesta de población activa del primer trimestre (semiocultos en el repunte del paro generado por la avalancha de nuevos activos) fueron confirmados ayer por el registro en abril de cotizantes de la Seguridad Social y el de parados del Instituto Nacional de Empleo. El número de cotizantes al sistema de pensiones (16.559.933) alcanzó el mes pasado su tercer récord consecutivo, con un crecimiento superior a los 100.000 nuevos afiliados, y ha mejorado ya con creces la estimación para todo el año. El registro de parados, por su parte, ofrece una notable mejoría, ya que estaban inscritas 61.000 personas menos, una reducción que duplica las cifras habituales en ese mes y cuadruplica la del año anterior.

Lógicamente, abril está este año positivamente afectado por la celebración de las vacaciones de Semana Santa, que reflejan mayor contratación en los sectores cuya actividad tiene que ver con el comercio y la hostelería. Pero todos los indicadores de empleo muestran un comportamiento tendencialmente tan positivo -pese a que la solidez del crecimiento económico sigue en duda- que invitan a concluir que España está resistiendo la parte baja del ciclo de manera notable, al menos en términos de empleo, y sienta la confianza en que la recuperación haya empezado. Tanto el registro de la Seguridad Social como el del Inem ofrecen datos con la información disponible el último día de cada mes, lo que resta importancia a la aportación de las fechas de Semana Santa. La recuperación sostenida de la actividad, sin embargo, parece chocar con las opiniones expresadas tanto por los consumidores como por los industriales y comerciantes, cuya confianza sigue anclada en los valores más pesimistas de los últimos años. Parece, por tanto, que la percepción y el estado de ánimo pueden ir por un lado y las decisiones de gasto, por otro.

Contribuye también a la confianza en la recuperación el fuerte crecimiento de las importaciones de bienes de equipo en febrero, conocido ayer, un indicador adelantado de la actividad industrial que revela una notable reanimación de la demanda interna española. En paralelo se produce también una pequeña, pero significativa, recuperación de las exportaciones hacia Francia y Alemania, los principales socios de España, que de consolidarse pondría más luz al final del túnel.

El empleo ha logrado hasta ahora resistir la crisis. Pero esta circunstancia deja preguntas por responder, algunas de ellas trascendentales para el futuro de la competitividad española y para consolidar un crecimiento duradero y sin desequilibrios. Tanto crecimiento de empleo y tan poco del producto hacen sospechar que existe una lenta sangría de productividad en el modelo productivo español, que no sería preocupante si se diese sólo en actividades ligadas a servicios intensivos en mano de obra. Conviene por ello encender las alertas por si se trata de un fenómeno extendido a la industria, en cuyas actividades puede notarse el freno del pulso inversor de los últimos años.

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