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Futuro
Columna
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Recuperación global

Aún habrá que esperar semanas o meses para confirmar que la recuperación se está produciendo. Antonio Morales entiende que si la economía global mejora, podría empezar un rally en las Bolsas

Antonio Morales. Director ejecutivo de Morgan Stanley

A pesar de que las noticias que llegan de Irak son alentadoras, continuamos enfrentándonos a un grado de incertidumbre muy elevado sobre las perspectivas económicas, lo que se traduce en una extrema cautela y una gran aversión al riesgo por parte de los inversores.

La incertidumbre es enemiga del crecimiento, y probablemente la incertidumbre prebélica hizo que la actividad económica titubeara, con las pésimas consecuencias que esto podía tener sobre una economía ya bastante vulnerable y maltrecha. Si a estas circunstancias añadimos la crisis energética, las restrictivas condiciones financieras y el impacto global que puede tener la epidemia de neumonía, nos encontramos ante un panorama un tanto complicado.

En cualquier caso, la evolución de los mercados parece indicar que la guerra ha sido ya descontada por éstos, y ahora lo importante volverá a ser el periodo posterior al conflicto y la economía, es decir, que los inversores volverán, o deberían volver, a fijarse en datos macroeconómicos.

Actualmente, la mayoría de los datos económicos que estamos conociendo se refieren la etapa anterior al conflicto y muestran una importante debilidad de la economía global, lógica después de la importancia que han tenido los acontecimientos que hemos descrito más arriba, por lo que deberemos esperar aún unas semanas o unos meses para confirmar que la recuperación se está produciendo.

Es importante que esta recuperación sea global y no venga solamente de la mano de la economía americana y de la europea. Es decir que el resto de regiones debería respaldar también este crecimiento, pero desgraciadamente el efecto que puede tener la epidemia de neumonía atípica (SARS) puede afectar negativamente (ya han empezado a revisarse a la baja las perspectivas de crecimiento del PIB para los países de la zona más afectada) a una región tan importante como la asiática.

En este contexto, y en comparación con Estados Unidos, Europa está cotizando actualmente con un descuento superior a la media en cuanto a varias medidas de valoración. Las compañías continúan saneando sus balances, la rentabilidad por dividendo se encuentra en niveles muy similares a la rentabilidad de la deuda pública. Estos datos, junto con otros como la liquidez o las buenas perspectivas en los precios del crudo, hacen que nuestra opinión sea la de sobreponderar la renta variable europea con un horizonte temporal de un año, ya que en el corto plazo, el mercado estadounidense podría considerarse como un refugio para muchos inversores.

En la actualidad, se aprecian muchas de las actitudes que caracterizan a los mínimos de los mercados bajistas. Además de las razones que hemos expuesto anteriormente, no hay compradores, los inversores parecen permanecer alejados del mercado, sobre todo el inversor final. Cuando se registra un mínimo de mercado, el sentimiento se caracteriza habitualmente por el agotamiento y la desmoralización, y ambos rasgos se pueden constatar en la actualidad.

Con este panorama, y con una cautela importante, la sobreponderación de la que hablábamos para la renta variable europea obedece también a la estrategia de sobreponderar la renta variable frente a otro tipo de activos, ya que la Bolsa, además, ha sido uno de los activos que más penalizados se han visto por la incertidumbre. Si se produce una mejora en la economía global podríamos asistir a un rally en los mercados de acciones, aunque somos conscientes de que esta recomendación se produce en un momento de máxima incertidumbre, cabe la posibilidad de que asistamos a un fuerte recorrido alcista, siempre dentro de un rango todavía alejado de los máximos históricos que vivimos hace tres años, pero que nos separe también de los mínimos a los que asistimos hace unos meses.

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