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Pérdidas

Alierta pone freno a 1.850 millones de pérdidas acumuladas en medios

La decisión se tomó hace tiempo, pero la salida del negocio de medios de comunicación orquestada por César Alierta se ha diseñado de forma organizada, con el objetivo de sacar la máxima rentabilidad posible a una amalgama de participaciones compradas bajo la presidencia de Juan Villalonga y que lastran desde 1997 los resultados de la operadora.

Desde que asumió la presidencia de Telefónica, Alierta se ha sentido 'incómodo' con este negocio, según reconocen fuentes cercanas al presidente. Las servidumbres y condicionantes que conlleva la fuerte presencia de la operadora en medios de comunicación han sido determinantes en la decisión de poner fin a la presencia mediática, pero también los números.

Y es que el negocio de medios ha sido un digno rival de Terra Lycos en la carrera por encabezar la clasificación de pérdidas trimestre tras trimestre. Sólo hay una diferencia. Telefónica consolida escasamente el 38,58% de la empresa de Internet, mientras que asume la totalidad de los números rojos que proceden de la antigua Admira.

Los medios de comunicación nunca han sido rentables para la operadora. Las pérdidas se llevan acumulando desde 1997, cuando la participación de Telefónica en el lanzamiento de Vía Digital dejó en nada los beneficios procedentes de Antena 3. æpermil;se, sin embargo, fue el año en que menos se perdió. A partir de ahí, y siguiendo un camino de expansión que llevó la empresa a Argentina, comenzó la escalada de pérdidas.

El cierre del ejercicio 2002 supuso el máximo de números rojos, porque hasta Antena 3 se convirtió en deficitaria. Las pérdidas ascendieron a 669,2 millones y elevan el impacto total acumulado en seis años a 1.850 millones para el grupo.

Sacar rendimiento a estas cifras se perfila como imposible, pero ello no ha impedido a Alierta poner en marcha un plan de desinversiones lo más exigente posible. Las negociaciones para la integración de Vía Digital en Sogecable se plantearon sobre esta base y las conversaciones con el Grupo Planeta para la venta del 25,1% de Antena 3 no se han cerrado hasta que el editor catalán se ha plegado a subir el precio. Las plusvalías por esta operación rondarán los 200 millones, después de que Alierta haya conseguido duplicar la valoración de la cadena desde que Telefónica entró en ella.

Sólo en el caso de Argentina se ha tirado la toalla. Los 162,78 millones de euros de minusvalías asumidos en la venta de Azul Televisión así lo constatan.

En menos de un año, por tanto, Telefónica ha puesto los cimientos para abandonar sus posiciones más importantes en el negocio, en una salida que se concretará a lo largo del año, en los casos de Vía Digital y Antena 3. Queda por saber, sin embargo, cuál será el destino de las decenas de pequeñas compañías de medios en las que Telefónica también participa y en las que será más complicado ajustar el precio de venta.

Temor y esperanza ante la llegada de Carlotti

El más que probable nombramiento de Maurizio Carlotti como consejero delegado de Antena 3, tras el desembarco de Planeta en la gestión de la cadena, ha generado sensaciones contradictorias en su plantilla. Por un lado se respira optimismo dada la aureola de hombre eficiente y carismático que acompaña al ejecutivo italiano. Se le considera capaz de reeditar su fulgurante paso por Tele 5, cadena en la que tomó el control de la gestión en 1994, cuando estaba acosada por las pérdidas y la escasez de audiencia, abandonándola cuatro años más tarde en beneficios y con una programación en ascenso, tal como se ha demostrado desde entonces.Carlotti, sin embargo, provoca también un sentimiento de temor. Su política de recursos humanos en Tele 5 se basó en un severo recorte del empleo fijo, que fue sustituido por el uso intensivo de empresas de trabajo temporal. Antena 3, a pesar de los ajustes de empleo que se han producido en los últimos años ha mantenido una política de estabilidad laboral que ahora puede verse interrumpida.Los empleados valoran de forma negativa la gestión que ha realizado Telefónica durante seis años y muy particularmente los últimos doce meses en los que Ernesto Sáenz de Buruaga ha permanecido como consejero delegado. Las críticas se centran en la gestión económica, en la elección de los contenidos y en el diseño de la programación que ha relegado la audiencia de Antena 3 a un nivel equiparable al de las cadenas autonómicas.

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