No os creáis las encuestas
Es el consejo dado por José María Aznar a los suyos. Hay pocos expertos en demoscopia y muchos aficionados de conveniencia. Los primeros, que son los que cuentan, han transmitido a los cuarteles generales de los dos principales partidos que los resultados están muy abiertos y que la campaña electoral va a resultar, en esta ocasión, decisiva. El PP trata en ella de lavar la imagen de la guerra, mientras que al PSOE le interesa mantener vivo el recuerdo de Irak hasta la misma cita con las urnas. Ninguno tiene en estos momentos la bola de cristal para pronosticar cuál de las dos estrategias triunfará y desconocen, por tanto, quien votará en clave de política nacional y quien fijará su retina sobre la gestión municipal y autonómica de los candidatos.
Tan grande es la prevención en las direcciones de ambos partidos, que ni siquiera la macroencuesta que prepara el Centro de Investigaciones Sociológicas en las 13 comunidades donde se celebran elecciones y las principales capitales de provincia les va a servir de referente fiable. Su trabajo de campo fue realizado cuando la contienda bélica aún no había terminado, una circunstancia que, sin los oportunos elementos correctores, alimentará las buenas perspectivas del PSOE. El presidente del Gobierno ya se ha puesto manos a la obra para evitar que la próxima publicación del sondeo desanime al PP. Algunos candidatos, como es el caso de Esperanza Aguirre, se consuelan con la posibilidad de que sirva para movilizar a su propio electorado. Pero tampoco existen certezas de que tal cosa vaya a ocurrir.
Con estos antecedentes, Aznar y Zapatero tienen previsto recorrerse toda la geografía nacional para apoyar sus listas. Ambos niegan que el 25-M vaya a convertirse en unas primarias de las legislativas del año que viene, pero la evidencia lo desmiente. El primero se juega en estos comicios que la sucesión se haga de forma ordenada o, por el contrario, en un clima de crisis. Cualquiera de los dos escenarios marcará el perfil del relevo y la herencia que reciba. Para el líder de la oposición tampoco éstas son unas elecciones cualquiera. Tendrá el camino de La Moncloa más despejado sólo si, además de superar al PP en número de votos, el PSOE gana Madrid. Los indecisos, más del 40% en las últimas encuestas serias, serán determinantes en esta y otras plazas, lo que convierte la campaña en doblemente decisiva.