Arte en General âptica
A Jordi Fontcuberta no le gusta trabajar rodeado de recuerdos personales, prefiere un espacio funcional y discreto decorado con litografías de Subirach. Tiene dos saludables manías, el orden y beber mientras trabaja hasta dos litros de agua
Tiene cara de buena persona. Parece tímido. Jordi Fontcuberta, de 46 años, dirige desde hace tres años General âptica, compañía a la que llegó hace seis años como director financiero. Y desde entonces ha hecho pocos cambios en el despacho que ocupa en la sede de la compañía, ubicada en uno de los barrios residenciales de Barcelona. 'Me gustaba como estaba, tampoco soy muy exigente'. Lo único que añadió al mobiliario, de estilo funcional, ha sido un panel en el que apoya cada una de sus intervenciones. 'Cuando tengo que dibujar gráficos y esquemas en una reunión, lo utilizo para argumentar las intervenciones. Es una manía'. También incorporó como elementos decorativos unas plantas y un repertorio de gafas y anuncios publicitarios de la compañía.
De la pared cuelgan litografías de Josep María Subirachs, el autor de numerosos monumentos públicos, entre los que destaca la fachada de la Pasión en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, es un artista ligado a General âptica desde 1966. Las tiendas de 148 tiendas y la sede central están decoradas con esculturas y litografías del artista catalán, 'una persona muy querida por esta empresa, porque ha captado muy bien nuestro espíritu', que no es otro, según Fontcuberta, que una compañía volcada en el servicio al cliente. Tal vez esta filosofía venga avalada por el estilo de dirección que aplica su consejero delegado y que se centra en la motivación del equipo y la delegación de responsabilidades. 'Confío en los profesionales, procuro crear un buen clima a mi alrededor y que las decisiones que se tomen se hagan de manera colectiva'.
Y añade que 'la gente está motivada cuando tiene responsabilidad y cuando se les da la oportunidad de realizar aportaciones'. Porque en su opinión, 'las buenas ideas siempre las tienen los demás, no el alto ejecutivo'. Para dar rienda suelta a esa creatividad, es importante que el máximo responsable de la compañía, señala, sepa escuchar y 'establecer confrontación de ideas, pero sin crear tensiones'.
Es partidario del horario flexible porque 'cada uno es responsable de cumplir sus objetivos'. A pesar de ello, Fontcuberta confiesa que trabaja una media de 12 horas al día, ya que destina una buena parte del tiempo a recorrer las tiendas de la compañía, que factura 123,4 millones de euros y da empleo a 1.332 personas. 'Reconozco que la jornada laboral en las tiendas es larga y, por ello, somos partidarios de la conciliación de la vida personal y profesional. Creo más en la calidad que en la cantidad', agrega este ejecutivo, que procura no llevar trabajo a casa y dedicarse a sus dos hijos y a la leer. 'En tu tiempo libre es difícil desconectar y lo que sí hago es reflexionar sobre mi trabajo, eso no es incompatible con el tiempo que dedico a la familia. Siempre tiendes a relacionar todo lo que acontece a tu alrededor con lo que te gusta. Y a mí el trabajo que realizo me encanta'.
Tal es su dedicación a la compañía que no repara en detalle alguno. Su despacho tiene vistas, a través de unos ventanales, al espacio que ocupan las secretarias y cuyas paredes han sido pintadas con los colores corporativos, una gama que va de los rojos, naranjas a los morados. 'Son colores muy vivos y hemos querido que toda la oficina esté pintada en esos tonos, que son los representativos de la empresa'. Cuidadoso como es con los detalles, Fontcuberta ha procurado para no perturbar a nadie que esas tonalidades queden a la espalda de los trabajadores. Eso sí, la discreción de Fontcuberta se refleja en las paredes de su despacho pintado en color blanco.
Funcional y poco personal
A Jordi Fontcuberta le gusta que el lugar en el que trabaja sea funcional, con luz natural y huye de todo elemento personal. Por ello, no tiene fotografías familiares ni ningún otro objeto que le recuerde su vida al margen de la empresa. 'Me gusta separar mi familia y mi ocio del trabajo', aclara. Tiene una mesa amplia y siempre a mano una botella de agua. 'Y recomiendo a todo el mundo que beba al menos dos litros al día'. También confiesa ser maniático del orden, 'la acumulación de papeles me desconcentra'. Es aficionado a dar paseos por la montaña, escuchar cualquier tipo de música y montar en bicicleta.