Los expertos piden al Gobierno alemán que retrase dos años la edad de jubilación
La comisión que asesora al Gobierno alemán del canciller Gerhard Schröder para la reforma de la seguridad social ha propuesto que se retrase la edad de jubilación a los 67 años, en lugar de los actuales 65, para frenar el aumento de las prestaciones del seguro de pensiones.
Los expertos de la comisión Rürup (presidida por el economista Bert Rürup) presentaron ayer su pliego de recomendaciones relativas a las pensiones, uno de los apartados de la reforma estructural impulsada por el canciller, Gerhard Schröder.
Entre sus propuestas se incluye retrasar en dos años de la edad de jubilación, así como la contención gradual del aumento anual de las pensiones, que hasta ahora se aplicaba en función del nivel inflación.
El objetivo de estas medidas es impedir nuevos aumentos de las cuantías de las cotizaciones del seguro, que se sitúan sobre el 19,5% del sueldo del trabajador, y garantizar el futuro del sistema de jubilaciones, a tenor del envejecimiento de la población y el número decreciente de contribuyentes netos del sistema.
La comisión Rürup entregó sus propuestas a la ministra de Asuntos Sociales y Sanidad, Ulla Schmidt, quien esta semana pidió a sus expertos que aceleren el trabajo para poder incluir sus conclusiones en el plan de reformas que Schröder someterá al congreso del Partido Socialdemócrata (SPD) el 1 de junio próximo.
El programa del canciller, denominado Agenda 2010, pretende sanear el sistema social alemán y abaratar el empleo con recortes a los subsidios del desempleo, sanidad pública y jubilaciones.
El ala izquierda del SPD rechaza algunos de estos puntos, por considerar que el peso de la reforma recaerá principalmente en los más débiles, como es el caso de los desempleados, los enfermos y los jubilados.
El canciller defiende, sin embargo, que esas reformas son necesarias para adaptar el sistema social a la realidad actual y sanear la economía alemana.
De aplicar esta reforma, Alemania sería el primer país europeo que de forma íntegra retrasaría la edad de jubilación, que hasta ahora únicamente estaba en los sistemas de pensiones como un mecanismo voluntario para prolongar las aportaciones financieras y recortar el gasto.