Los resultados de las empresas, la brújula de las Bolsas
Doce han sido las compañías del viejo y cada vez menos seguido Dow Jones que han publicado esta minisemana resultados. Dentro del S&P 500 lo han hecho 144 y 23 en el tecnológico Nasdaq. El resto de los resultados se divulgarán durante las dos próximas semanas.
La primera relación de balances no arroja luz suficiente sobre el resultado final. Por eso es conveniente no alejarse mucho de las expectativas manejadas. Antes del inicio de la publicación de resultados, se esperaban aumentos del 10,5% del beneficio promedio para el S&P en el primer trimestre, del 6,9% en el segundo, del 13,1% en el tercero y del 22% para el cuarto.
Esta exposición puede hacernos creer que los índices de las principales Bolsas se moverán según sea el grado de cumplimiento de las expectativas, con castigo para las desviaciones a la baja y aplausos a la inversa. Las cosas, sin embargo, no pueden ser tan fáciles, porque ya hay gran agitación en la banca de inversión para que ello no sea así.
A medida que las empresas comunican resultados y expectativas abundan los comentarios, con frecuencia ruidosos, de los grandes bancos de inversión en el sentido de que estas cuentas no son las buenas, que no hay que prestarlas demasiada atención, porque están desvirtuadas por el impacto negativo de la invasión a Irak.
Se pretende, de este modo, desviar la atención hacia el futuro que viene y, si éste tarda en llegar, mejor porque habrá más margen de maniobra. Se trata de ganar tiempo. Las promesas de altos crecimientos futuros del beneficio por acción de las compañías emblemáticas de Wall Street pueden provocar distorsiones en el corto plazo de los mercados. Así lo advierten los analistas más fríos. Puede resultar fácil, así, caer en errores de apreciación, máxime en un momento dominado por los fondos de alto riesgo y los especialistas en derivados. Es decir, con la ausencia, una vez más, del inversor final.
Los resultados empresariales se han convertido, sin pretenderlo, en el gran escaparate de las Bolsas. Como en toda exposición, que de eso se trata, el cliente puede comprar o no. La Bolsa puede esperar mucho tiempo más en tierra de nadie.
Los factores geopolíticos ocupan un segundo plano pese a las advertencias de estrategas en esta disciplina. Siria, Irán y Cuba representan amenazas para la estabilidad internacional, pero eso no cuenta ahora, porque aún no se ha digerido la última contienda. ¿Tampoco debe preocupar el rearme de Rusia con el anuncio de un mayor gasto público en defensa?
Los directivos y la recuperación
¿Recuperación después de la guerra? Es la pregunta de moda. La agencia de noticias Bloomberg se ha puesto manos a la obra. La última encuesta realizada señala que los ejecutivos estadounidenses, que se enfrentan a los peores tres años de crecimiento desde principios del decenio de los noventa, consideran que el final de la guerra en Irak no significará una rápida recuperación de la economía.'Al tiempo que las tropas estadounidense entraban al centro de Bagdad, ejecutivos de empresas como Lehman Brothers y Hooker Furniture advirtieron que las existencias y la capacidad están demasiado altas, y los pedidos demasiado bajos como para sentirse optimistas. Actualmente nadie basa sus planes de inversión en una expectativa de crecimiento', ha dicho Curtis Wozniak, presidente ejecutivo de Electroglas fabricante de equipo de pruebas de semiconductores, con sede en San José, California. Y como este ejecutivo, muchos más. Los líderes empresariales son más pesimistas que los economistas sobre las perspectivas para la economía de EE UU.