Enseñar idiomas, un negocio con profesor
La crisis de las academias multimedia de idiomas Opening y Wall Street ha depurado el sector de la enseñanza de idiomas. Las escuelas tradicionales reivindican la enseñanza de siempre
Profesores, compañeros de pupitre y esfuerzo siguen siendo la esencia de las academias tradicionales de idiomas. Aprender un idioma no es gratis, cuesta, pero además requiere trabajo y tiempo, algo que el boom de las escuelas multimedia parecía querer obviar. Los centros de idiomas de siempre reivindican ahora su posición en un sector cuya imagen se ha visto afectada por un modelo de negocio que les era ajeno.
En España existen cerca de 4.000 centros de idiomas tradicionales, de los cuales casi el 25% son escuelas ilegales, según Esther Paredes, presidenta de la Federación Española de Centros Privados de Idiomas, Fecei, y de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada, Acade. De momento, los efectos, en cuanto a trasvase de alumnos, de la crisis de los centros Opening y Wall Street se han notado sólo ligeramente en un sector cuyos centros privados mueven alrededor de 300 millones de euros anuales y reciben clase casi 850.000 alumnos en todos el país.
'El auge de los centros multimedia consistió en un marketing agresivo que se apoderó de una clientela ansiosa de aprender sin esfuerzo', asegura Paredes. 'El método no es comparable: no se puede equiparar el papel del profesor de toda la vida con un método por ordenador'. Lo cierto es que la demanda existe y las ganas de saber idiomas han llevado a casi 150.000 alumnos, incluso a endeudarse para, según Paredes, 'comprar un curso de idiomas'.
Las academias tradicionales están de acuerdo en que su público objetivo difiere de los alumnos que acudieron a los centros multimedia y en que su gran fuerte es el papel del profesorado.'Quizá veamos un aumento en las matriculaciones a principios del curso que viene, pero ni durante el auge de estas academias nuestros alumnos se marcharon, ni durante su crisis hemos absorbido un número significativo de alumnos', dice Frederick Borné, director de la escuela de idiomas International House (IH) en Madrid, una red de escuelas que facturó 40 millones de euros en 2002 en sus 23 centros de todo el país. La misma opinión es la de Gay Heath, del Instituto Británico de Madrid, una escuela a la que acuden unos 8.000 alumnos de todas las edades.
En las academias públicas de idiomas, las pertenecientes a la red de Escuelas Oficiales de Idiomas, donde estudian alrededor de 500.000 alumnos, se ha percibido, sin embargo, un auge en las matriculaciones 'por libre' para obtener las titulaciones oficiales. Así lo confirma Francisco Meno, director del centro de Madrid, que ha visto cómo la demanda para los exámenes oficiales de los próximos meses ha aumentado en un 100% respecto al año anterior. Según Meno, hay que esperar a las matriculaciones del año que viene para comprender de dónde viene este aumento.
Lecciones para el sector
La experiencia de academias como Opening o Wall Street ha supuesto, sin duda, lecciones para un sector que lleva casi 10 años incorporando como complemento a la clase tradicional las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
'En esto España está a la cabeza de otros países europeos, como el Reino Unido, que siguen confiando casi exclusivamente en la labor del profesor', asegura la directora de Fecei y Acade. Las virtudes de los ordenadores se explotan al máximo en las academias, ya que ' asesorados por el profesor, permiten un trabajo individualizado', dicen desde IH. Los centros presenciales se muestran, sin embargo, satisfechos de no haberse dejado tentar en exceso por la nueva tecnología.
Los alumnos se han vuelto también más exigentes, no sólo en cuanto a la oferta de horarios que piden a los centros, una de las fortalezas de las escuelas multimedia en las que el alumno se organizaba el tiempo, sino también en cuanto a 'las cuestiones que plantean antes de contratar un curso, fundamentalmente en cuanto a los medios de pago', dice Paredes, 'pero aquí todo está claro, no existe ningún tipo de créditos al consumo por medio, se paga la mensualidad y se reciben las clases'.
Precisamente para dialogar sobre el futuro del sector tras la primera crisis de envergadura, Acade está organizando para el próximo mes de junio un foro de academias. 'Una de las lecciones más importantes es que además de nuestra esencia pedagógica, debemos mirar al mundo empresarial y aplicar reformas donde sean necesarias'. Las lecciones han sido esta vez también para las academias.
El español continúa su auge como lengua extranjera
La actividad de las 3.000 academias de idiomas privadas existentes en España se centra fundamentalmente en la enseñanza de inglés como lengua extranjera. Para Esther Paredes, presidenta de la Federación Española de Centros Privados de Enseñanza, 'lo más relevante en los últimos años en la evolución del sector es, sin embargo, el auge en la demanda de español'.De los 300 millones de euros facturados por el total de las academias, unos 224 millones corresponden al volumen que mueve la enseñanza de inglés y otros idiomas, cerca del 74% del volumen total.Este segmento representa un total del 85% de los alumnos, es decir, cerca de las 680.000 personas.La enseñanza del español se demanda por un 24% de los alumnos de las academias registradas por Fecei, cerca de 204.000 alumnos, y factura alrededor de 76 millones de euros al año.En España, el porcentaje de la población interesada por aprender un idioma se sitúa en el 24%, mientras que, según Paredes, tan sólo un 32% de los profesionales habla un segundo idioma. 'España continúa a la cola en cuanto al aprendizaje de idiomas se refiere', asegura Paredes.Para la presidenta de Fecei es fundamental que aunque haya cambios en la forma de percibir la importancia de los idiomas, su aprendizaje aún no se considera tan importante como en otros países de Europa. Paredes señaló que la influencia de la caída de la natalidad en España está empezando a ser un factor negativo para el sector, que pese a presentar un crecimiento sostenido en los últimos años, parece que empieza a resentirse.