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Golf

Un Masters agitado

La guerra, la lluvia y las manifestaciones a favor y en contra de que las mujeres entren en Augusta alteran la tranquilidad del torneo Por Jacint Felip

José María Olazábal no entendía nada cuando vio a Mike Furyk, el padre de Jim, correr hacia él a toda prisa. Cuando llegó a su altura, casi sin aliento, se abalanzó sobre el vasco y le abrazó con todas sus fuerzas: 'Gracias Ollie -como popularmente conocen a Olazábal en Estados Unidos-, por el apoyo de tu país a la guerra con Irak'. El de Hondarribia apenas supo qué decir. Olazábal recibe muestras de gratitud por parte de los aficionados, directivos y oficiales del torneo. Mientras, su compañero francés Thomas Levet encaja las críticas que van dirigidas contra su Gobierno por no apoyar la intervención militar. Los organizadores han decidido ponerle protección especial para evitar cualquier altercado.

El Masters de este año, que comenzó ayer al suspenderse por la lluvia la primera jornada del jueves, se mueve por unos parámetros muy distintos a los de las últimas ediciones. Con la guerra presente en la televisión las 24 horas del día, el anuncio de manifestaciones de grupos de todo signo a favor y en contra de que las mujeres entren a formar parte del Augusta National Golf Club y la ausencia del tradicional buen clima de Georgia han acabado con la tranquilidad del entorno.

El lunes pasado más de 35.000 personas se quedaron en las puertas del club a causa de la fuerte lluvia que descargó sobre Augusta. Eran aficionados llegados de todo el país que habían conseguido algunas de las pocas entradas que se sortean para las tres jornadas de entrenamiento. El presidente del club, Hootie Johnson, decidió que los espectadores no entraran aquel día para evitar caídas y posibles lesiones en un terreno resbaladizo, en el que muchos se habrían embarrado políticamente e incluso abocados a la dimisión.

Pese a todo, el Masters goza de una fortaleza extraordinaria. La tienda del campo, con 52 cajas abiertas ininterrumpidamente desde las ocho de la mañana a las ocho de la tarde, recauda 14 millones de dólares en siete días. Los derechos de televisión que abona la CBS, la principal fuente de ingresos, es uno de los secretos mejor guardados, aunque pronto se descubrirá, como la lista secreta de los 300 miembros que forman la entidad que este año ha abierto las puertas a Bill Gates. Del poder de Augusta habla la limitación publicitaria que el club impone a la cadena televisiva, cuatro minutos de anuncios por cada hora de transmisión. En la final de la liga universitaria de baloncesto, por ejemplo, se emiten 17 minutos. La CBS admite que las tarifas del Masters son superiores a las de la NCAA y con ello compensan.

Pero todos esperaban a que el presidente hablara. 'Las mujeres no forman parte del Augusta National Golf Club porque ésta es la voluntad de sus miembros', dijo Hootie Johnson tras 10 meses de silencio. Pero este lúcido personaje de 72 años pasó al ataque. 'Yo no le digo a Tiger cómo tiene que jugar al golf. Es mejor que se limite a darle a la bola, que nosotros ya nos encargaremos de gestionar nuestro club', replicó Johnson sin miramientos.

Olazábal, ajeno a la polémica, se manifestó 'muy feliz por las mujeres estadounidenses porque si éste es su mayor problema hay que felicitarlas. Cuando hay cuestiones tan importantes por las que luchar, no creo que vivan mejor o peor por formar parte del Augusta National Golf Club'. A media milla del campo hay varios tenderetes en los que se venden chapas a favor de la rancia aristocracia machista de Augusta con la inscripción 'Yo también apoyo a Hootie Johnson'.

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