Un ser libre en el Palace
El director del hotel madrileño, Francisco José García, señala que no le gusta ser esclavo ni del ordenador ni del fax ni del trabajo, 'ni de nada en la vida'. Es disciplinado, nunca lleva trabajo a casa y delega en su equipo
Confiesa no ser esclavo de nada. Ni del trabajo ni del horario ni del ordenador ni del teléfono, ni de cualquier otra circunstancia que intente coartar su libertad y moverse a sus anchas por el hotel Palace de Madrid, del que es director desde hace seis años. Francisco José García, nacido en Reinosa (Cantabria) hace 59 años, se define como un director atípico, un 'observador' de la vida y, sobre todo, de la naturaleza. 'Es mi gran afición, además de leer libros de historia y de escuchar música clásica. Son mis grandes aficiones, pero por encima de todo está mi familia'. Y, precisamente, son retratos de su numerosa familia, compuesta por su esposa, siete hijos y cuatro nietos, lo que abunda en el despacho que ocupa en la primera planta del hotel.
En un lugar bien visible exhibe una fotografía dedicada de los Reyes de España, que ha viajado a la decena de países en los que ha trabajado, y el testimonio gráfico de la audiencia que le concedió el Papa. Frente a su mesa tiene un mapa de España y Portugal del que se siente orgulloso, 'porque es donde hago mi proyección de desarrollo'. También, en un espacio destacado, hay un busto realizado por Juan de Ávalos de Georges Marquet, fundador del hotel Palace.
Trabaja una media de 11 horas al día, pero asegura que discierne entre sus obligaciones 'y lo que no me lleva a ningún sitio'. El 80% de su tiempo lo dedica a cosas importantes y productivas y el 20% a aquellas que son, lo que él dice, 'interesantes, más bonitas y que no tienen nada que ver con el puesto que se ocupa', explica. Comienza a trabajar a las ocho de la mañana, y dedica la primera hora y media de la jornada a leer los periódicos. A mediodía suele tener almuerzos de trabajo. 'Pero cuando me voy a casa nunca llevo papeles, voy liberado y tranquilo. Empiezo cada día de cero y con la agenda copiosa', agrega. Eso no evita que todos los días, a las 10 de la mañana, celebre una reunión con cada jefe de departamento para analizar lo ocurrido el día anterior y la agenda del día.
Francisco José García compagina su trabajo en el Palace con la vicepresidencia para España y Portugal de Starwood Hotels & Resorts. Por ello tiene que dedicar una parte de su tiempo al desarrollo y formación de ejecutivos españoles y portugueses, al 'más alto nivel hotelero internacional', y a la creación de nuevos hoteles. Cree que la profesión de hotelero ha evolucionado en los últimos años. 'El hotelero tradicional pensaba que no había renovarse, que lo que hacia era lo correcto y que los tiempos no cambiaban. Un error, porque en estos años hemos tenido que modificar cosas y darle importancia, por ejemplo, a una herramienta como el marketing', señala. Según este directivo, lo importante para la buena marcha de una empresa es delegar y 'dar libertad de acción a los que me rodean'. Para ello es necesario confiar en el equipo de profesionales, 'de esa manera cumplirán de manera eficaz con su responsabilidad'.
Finalizó sus estudios de bachiller en España e inició su carrera hotelera en centros educativos y en hoteles suizos. Ha trabajado como directivo para cadenas hoteleras como Westin, Sheraton e Intercontinental. Durante ocho años dirigió el hotel de lujo Puente Romano en Marbella. Durante su estancia en Westin Hotels & Resorts dirigió el hotel Las Brisas en Acapulco (México) y el Trianon Palace de Versalles (Francia). En 1998 fue trasladado a Madrid para ocupar su función actual. Pero si de algo se siente orgulloso, además de su familia, como a él le gusta insistir, es de la condecoración que recibió por parte del Rey de la Orden al Mérito Civil y de que Westin Hotels & Resorts le haya concedido los premios a la presidencia de calidad y al de liderazgo.
Limpieza dos veces al año
Lo que guarda como oro en paño Francisco José García son unos álbumes con tarjetas de visita, recortes de periódicos y fotografías de su trayectoria profesional. Asegura ser ordenado, 'lo que no quiere decir que me desprenda de todo lo que quiero'. Y dos veces al año hace el mismo ritual, limpieza de objetos y archivos.Su única manía confesable, y por una cuestión de respeto hacia los demás, es la puntualidad. Tiene ordenador, pero dice no ser esclavo 'ni del fax ni del teléfono, ni de nada en la vida'. En opinión de García, la inteligencia humana hay que desarrollarla al máximo, pero siempre por encima de los aparatos.