_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Irak y las relaciones internacionales

El temor a la guerra y las crecientes divisiones entre las principales potencias siguen pesando sobre los mercados. Estados Unidos y Reino Unido se han enfrentado a la imposibilidad de conseguir el respaldo de las Naciones Unidas para desarmar a Irak y han puesto en marcha sus planes sin el apoyo de la comunidad internacional. De hecho, Tony Blair incluso carece también de un pleno apoyo en el Parlamento británico y en su propio partido.

Aunque siempre resulta difícil cuantificar los factores geopolíticos en términos de mercado, la división entre Estados Unidos y lo que Donald Rumsfeld ha calificado como la 'vieja Europa', así como las diferencias con Rusia y China probablemente marquen un antes y un después en las relaciones internacionales. Nos encontramos ante la posibilidad de que surja un nuevo mundo en el que Estados Unidos actúe por su cuenta, sin apoyo internacional, y en el que sobrarían las Naciones Unidas. Es probable que la OTAN corra la misma suerte que la ONU. También es probable que cambien las relaciones en el seno de la Unión Europea, puesto que el Reino Unido, Italia y España están poniendo en duda la hegemonía franco-alemana; por otro lado, los nuevos miembros procedentes de Europa del Este también han dejado clara su posición.

Por lo tanto, las primeras víctimas de la guerra de Irak han sido las Naciones Unidas y la OTAN, y la Unión Europea ha sufrido daños colaterales.

El debate económico sobre la guerra se centra principalmente en cuestiones a corto plazo relacionadas con las consecuencias para el precio del petróleo y la confianza de las empresas y los consumidores. Los economistas siguen esperando que se produzca un descenso del crudo y un aumento de la confianza para apoyar a la economía mundial, pero hay más incertidumbre al respecto que hace un tiempo. Los elevados precios del petróleo reflejan también la pérdida de producción en Venezuela, el déficit energético en Japón y el bajo nivel de reservas de petróleo. La situación es distinta de la que se dio en la Guerra del Golfo en 1991, un momento en el que el nivel de existencias era elevado y que tuvo como consecuencia un hundimiento del precio del petróleo. En la actualidad, el precio del petróleo podría seguir en la zona de los veintitantos dólares incluso sin la prima de la guerra.

No obstante, dejando a un lado estos aspectos que repercutirían a corto plazo, el debilitamiento de las instituciones internacionales tendrá probablemente una importancia mucho más duradera. Es probable que la ausencia de las Naciones Unidas dificulte la resolución de conflictos internacionales y sirva incluso de acicate para Estados delincuentes que intenten hacer valer aquello de 'divide y vencerás'. Probablemente, las relaciones entre Estados se llevarán a cabo de forma bilateral en lugar de multilateral.

Negociaciones importantes como la última ronda de conversaciones comerciales podrían verse perjudicadas. Más a corto plazo, ¿cómo tratará una administración post-Sadam controlada por Estados Unidos los intereses franceses y rusos en Irak? Otra cuestión que está quedando cada vez más patente es que el dividendo de la paz forma ya parte del pasado. Se está dando marcha atrás en la reducción del gasto de defensa que se produjo tras el final de la guerra fría y que tan positivo había sido para la mejora de las finanzas públicas.

Especialmente preocupante resulta la ausencia de una estrategia financiera por parte de la administración Bush para acompañar los planes militares. El doble déficit estadounidense -el déficit por cuenta corriente y el déficit presupuestario- va a seguir deteriorándose. Como consecuencia, el dólar estadounidense continuará debilitándose y, en algún momento, los mercados de bonos de deuda pública se plantarán ante la cantidad de papel que se les pide que absorban.

Si se llevan a cabo acciones militares y se consigue derrocar a Sadam, es probable que los mercados disfruten de una recuperación temporal marcada por el alivio. Después de esa recuperación temporal, habrá que volver a evaluar la situación internacional y los probables ganadores y perdedores.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_