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Golf

Un fortín en Augusta

Protestas de todo tipo han provocado un despliegue de seguridad sin precedentes en un Masters en el que Tiger Woods quiere establecer un récord Por Jacint Felip

El sheriff del condado de Richmond, Ronnie Strength, es consciente de que la próxima semana estará bajo los focos de máxima atención informativa de Estados Unidos. El primer oficial de la policía de Augusta figura al frente de un dispositivo de seguridad nunca visto en los 69 años del Masters, el primer grande de la temporada. Es un Masters atípico, con todo el mundo más pendiente de lo que sucederá en los alrededores del Augusta National Golf Club que de lo que pueda suceder dentro, donde el número uno mundial, Tiger Woods, puede establecer un récord si consigue su tercera victoria consecutiva. Ronnie Strength tenía la costumbre de estrenar nuevo uniforme con la llegada del torneo, la celebración más importante que tiene lugar en esta pequeña localidad del Estado de Georgia. Esta primavera, probablemente, esperará a la semana siguiente, cuando Augusta recupere su pulso normal, para lucir su nueva camisa gris oscura.

Es el primer gran acontecimiento deportivo de masas que se celebra en EE UU desde el estallido de la guerra en Irak. Las medidas de seguridad se han redoblado. Además de las anunciadas protestas, tan dispares como la de las grupos feministas o del Ku Klux Klan, se ha previsto un plan antiterrorista para abortar cualquier atentado, así como las manifestaciones contrarias a la intervención norteamericana.

El Augusta National Golf Club será un fortín. Todos y cada uno de los 30.000 espectadores que diariamente cruzarán sus puertas serán registrados. Agentes uniformados y de paisano patrullarán y controlarán el interior del recinto, uno de los escenarios míticos del golf mundial, un club privado contra el que se dirigen las reivindicaciones de las feministas porque no tiene ni una mujer entre sus miembros.

La presidenta del Consejo Nacional de Organizaciones de Mujeres, Martha Burk, ha conseguido el permiso para manifestarse en contra del club que preside William W. Johnson, de 70 años, conocido familiarmente como Hootie, que hasta 2001 ejerció como presidente del Comité Ejecutivo del Bank of America Corporation. Hootie no quiere oír hablar de discriminaciones y lamenta que esta campaña haya ocasionado la salida del club de John Snow cuando a finales del año pasado fue nombrado secretario del Tesoro de EE UU.

A la iniciativa de Burk se ha unido la coalición Arco Iris que encabeza el ex candidato a la Casa Blanca, Jesse Jackson. Ellos lideran una protesta que la población de Augusta detesta. Una de las notas más pintorescas la ha dado un disidente del Ku Klux Klan, John J. Harper, que apuntó su apoyo al club 'de manera incondicional, al derecho a seleccionar a sus miembros según la raza, credo o religión'.

Tiger no perdona

Ronnie Strength, obsesionado con la seguridad, apenas ha tenido tiempo en reparar que la mayoría de las personas que esta semana acuden a la ciudad lo hacen atraídas por el Masters. En Washington Road, la avenida que lleva al campo, está absolutamente prohibido manifestarse, cortar el tráfico o desplegar pancartas, al igual que hacerlo en el interior del recinto. Magnolia Lane, la carretera que conduce a los golfistas a bordo de sus vehículos hasta la Casa Club, estará más resguardada que la línea de retaguardia de las tropas anglo estadounidenses que cercan Bagdad.

Lo que sucederá en el campo es otra incógnita, aunque los apostantes parecen tenerlo muy claro: ganará Tiger y es que el número uno no deja pasar las citas históricas. Hace dos semanas venció en el torneo de Bay Hill, su interés no era otro que hacerse con la cuarta victoria consecutiva en un torneo del PGA Tour.

Esta vez el Masters contará con cinco golfistas españoles, uno más que el año pasado. A Severiano Ballesteros y José María Olazábal, dobles ganadores, les acompañan Sergio García y Miguel Ángel Jiménez. El quinto hombre es Alejandro Larrazábal, un joven barcelonés que, como campeón del British Amateur, ocupa una de las plazas de invitado. Su papel es toda una incógnita, aunque las actuaciones que hasta ahora han llevado a cabo no invitan al optimismo. Todos se enfrentarán a un recorrido desconocido, largo y duro. Este año, en Augusta, también se jugará al golf.

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