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Repartir la 'tarta' iraquí

Por si alguien tenía todavía alguna duda sobre cómo se gestionarán los contratos para la reconstrucción de Irak, la Cámara de Representantes de Estados Unidos acaba de aprobar una enmienda a la ley de asignación presupuestaria de emergencia que lo dice bien claro: 'Ninguno de los fondos destinados a esfuerzos para la reconstrucción en Irak podrán ser destinados a bienes y servicios de entidades' pertenecientes a 'Francia, Alemania, la Federación Rusa o Siria'. Por ese orden y sin ningún matiz diferenciador entre ellos.

La enmienda, presentada por el congresista republicano Mark Kennedy, fue aprobada por votación a mano alzada. Curiosamente, la Cámara había rechazado minutos antes una enmienda idéntica en la que, además de los mencionados países, se incluía también a 'la República Popular China' (que figuraba entre Rusia y Siria). El lobby de la Casa Blanca y el Pentágono, que hasta el último momento intentaron evitar un veto explícito a los países que no han apoyado la ofensiva, funcionó sólo en el caso del gigante asiático. Los congresistas tuvieron cuidado, además, de proteger los intereses de las multinacionales estadounidenses con filiales en los países vetados: estas subsidiarias sí podrán optar a contratos de reconstrucción.

La lógica utilizada por los defensores de la enmienda es aplastante: si nosotros costeamos la ofensiva y ponemos en peligro a nuestras tropas, nosotros somos los únicos con derecho a decidir quiénes reciben fondos del Tesoro norteamericano para poner en marcha los proyectos de reconstrucción. Inapelable, si no fuese porque este razonamiento va más allá de la asignación de fondos públicos estadounidenses. Quienes defienden este argumento esgrimen, además, que EE UU tiene derecho a decidir en solitario quién debe gobernar Irak tras la guerra, qué proyectos de reconstrucción deben ponerse en marcha, qué empresas serán las adjudicatarias de los proyectos. En resumen, quiénes llevarán las riendas del país y explotarán sus ingentes reservas petroleras. Es lo que el jefe de la diplomacia francesa, Dominique de Villepin, calificó ayer con evidente disgusto como 'reparto del pastel' iraquí.

La enmienda de la Cámara de Representantes aún puede quedar en papel mojado durante el proceso de conciliación del proyecto con la propuesta del Senado. Pero dice mucho sobre el sentir de los congresistas estadounidenses, en un momento en el que reina la consigna de 'quien no está conmigo, está contra mí'.

Incluso Colin Powell, considerado una auténtica paloma por la facción más conservadora del Partido Republicano, ha dejado claro en su viaje a Bruselas que los países aliados en la ofensiva contra Sadam serán los que 'lideren' la reconstrucción. Y es muy probable que por 'aliados' entienda exclusivamente EE UU y Reino Unido, y no la larga lista de países amigos, incluido España, que han aportado algún tipo de apoyo logístico, diplomático o humanitario a la campaña iraquí.

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