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Revista de Prensa

Debemos reparar los lazos

Mientras la Administración de Bush lleva a cabo su guerra contra Sadam Husein, la primera víctima era evidente antes del primer disparo: la relación con Francia y Alemania. En los primeros meses de 2003 hemos sido testigos de lo que los futuros historiadores quizá llamen el gran descarrilamiento del tren transatlántico. Washington, Londres y Madrid chocaban con (...) el eje franco-alemán en cuanto a cómo lidiar con Sadam.

El choque era parte de una batalla más general en Europa sobre quién habla en nombre del continente y qué relación con EE UU es deseable (...). Ahora se vislumbran dos escenarios. El primero es esencialmente la continuación del conflicto entre Washington/Londres y París/Berlín (...). El otro es un intento serio por ambas partes de pasar la página y cerrar este lamentable capítulo (...).

La Administración Bush debe empezar a pensar ahora en las futuras relaciones con Francia y Rusia (...). La magnanimidad es una noble tradición estadounidense. Una vez que la victoria sea clara en Irak, Bush debería dejar claro su deseo de reconstruir la relación (...). En el caso de Europa, quienes se opusieron a la guerra deben afrontar que comparten el interés de que EE UU no sólo venza en la guerra, sino también en la construcción de un Irak democrático y unificado (...).

Reparar las relaciones con los principales aliados es esencial si queremos detener la marginación de la OTAN y conseguir que la integración de la UE siga adelante. Una cosa que ha quedado clara (...) es que el intento de Francia de crear una brecha entre ambos lados del Atlántico acaba dividiendo a Europa (...).

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