La crisis de la banca europea obliga a los presidentes a moderar el sueldo
La transparencia mostrada Emilio Botín al publicar los sueldos de los ejecutivos del SCH no es una excepción en Europa. De hecho, la mayoría de las entidades europeas lleva años informando a sus accionistas de las retribuciones de sus responsables. La disminución de los sueldos ha sido tónica común en 2002, aunque con excepciones, en un ejercicio difícil marcado por el hundimiento de los resultados y los programas de ajuste.
A los accionistas se les queda en la memoria cuando un alto directivo se hace muy rico y permanece siendo muy rico, mientras ellos se hacen más y más pobres'. Esta frase del reputado inversor y presidente de la reaseguradora Berkshire Hathaway, Warren Buffet, anticipa su recomendación para recuperar la confianza de los inversores: incrementar la transparencia y moderar los honorarios del consejo.
La mayor parte de la gran banca europea ha decidido seguir los consejos del inversor estadounidense para adaptarse a los malos tiempos. En una época plagada de escándalos contables, muchas entidades han decidido desnudarse ante sus accionistas y detallar las retribuciones que pagan a sus principales ejecutivos. El objetivo es convencerles de que en momentos de crisis también la cúpula se ajusta de alguna manera el cinturón.
El SCH lo hizo por primera vez en su historia hace dos semanas. La entidad rebajó un 10% los pagos a los miembros del consejo y, además, lo hizo de manera individualizada.
Lo cierto es que esta práctica, recomendada en los códigos de buen gobierno, está mucho más extendida entre los bancos del norte de Europa que entre franceses, italianos y españoles.
La transparencia del SCH se lo puso más difícil al presidente del BBVA, Francisco González, que tuvo que soportar las iras de buena parte de los asistentes a la última junta de accionistas que reclamaban conocer los sueldos de los directivos. BBVA no hace públicas las retribuciones individualizadamente, aunque anunció que rebajó el 2,5% los pagos a los consejeros ejecutivos. No obstante, hay que tener en cuenta que el número de miembros pasó de 33 a 16.
Más carga en las plantillas
En cualquier caso, el mal ejercicio lo han sufrido más las plantillas que las cúpulas directivas. En 2002, 98.100 personas que trabajaban en entidades financieras europeas perdieron su empleo.
Pero no hay una relación proporcional entre la intensidad de los ajustes y la contención de los sueldos de los responsables de la gestión. El presidente de ABN Amro, Rijkman Groenink, se subió un 28% su sueldo hasta 1,6 millones, 13 veces más del aumento del beneficio de la entidad. Groenink pareció obviar que la ganancia se logró con el despido de 10.000 empleados. El presidente de ING, Ewald Kist, mantuvo inalterados el dividendo y sus honorarios en 708.000 euros, a pesar de que el grupo ganó el 1,6% menos.
En Alemania, los organismos supervisores recomiendan que se publiquen los sueldos individualizados, un consejo que siguió Deutsche por primera vez el pasado año. Josef Ackermann, su presidente, ganó 6,9 millones en su primer año en el cargo. Su antecesor, Rolf Breuer, ganaba ocho millones anuales. La entidad logró aumentar el beneficio gracias a la reestructuración y a la venta de activos.
Más sorpresiva ha sido la decisión del conglomerado Allianz, que perdió 1.200 millones y, sin embargo, pagó a su consejo el 9,4% más. Al contrario, Hypovereins, también en pérdidas, redujo en un 62% los pagos al consejo. Rechazó, sin embargo, especificar las cantidades pagadas a cada miembro.
En Suiza, Credit Suisse tuvo un año nefasto tras perder 2.359 millones. El resultado ha provocado incluso la salida del presidente, Lukas Muehlemann. Pero el directivo se llevó 5,4 millones. Marcel Ospel, el presidente de su gran rival, UBS, se ha convertido en el mejor pagado tras repetir honorarios de 8,3 millones, cuando el beneficio de la entidad cayó el 6%.
Crecen los pagos millonarios a los banqueros estadounidenses
Los bancos británicos y estadounidenses sortearon mejor que los europeos el año pasado el ciclo económico. La banca del Reino Unido se mostró fuerte -a excepción de Abbey National-, y la de EE UU fue capaz de doblar ganancias.Por ello, los estadounidenses hicieron pocos esfuerzos por ajustarse el cinturón. Y eso que los sueldos de los banqueros en el país del dólar doblan de media a los europeos. Así lo demuestra Kenneth Lewis, presidente de Bank of America. El suyo, es, con diferencia, el sueldo más alto, con honorarios en 2002 de 20,9 millones de dólares que crecieron el 20%. Hace un año, el presidente de Citigroup, Sanford Weill le hubiera hecho sombra, con sus 30 millones. Pero el año pasado se ha tenido que conformar con nueve millones. El ex secretario del Tesoro Robert Rubin, ahora en la nómina del mayor banco del mundo, ganó el doble.Wells Fargo se unió a la espiral y dobló el sueldo de su presidente Richard Kovacevich, hasta 8,2 millones. Wachovia fue más modesto, pero no reprimió la subida: Kennedy Thompson, su presidente, ganó el 4,5% más, 16,3 millones.Donde sí se vieron reducciones fue en la banca de inversión. El sueldo de Philip Purcell, de Morgan Stanley, cayó el 27% hasta, 11 millones después de que la entidad ganara el 16%. En el caso de Stanley O'Neal, su homólogo en Merrill Lynch, el recorte fue de un tercio, hasta 14,3 millones. William Harrison, presidente de JP Morgan, ganó el 40% menos y se quedó en 13,2 millones.La retribución fue más discreta en el Reino Unido. El presidente del Royal Bank of Scotland, George Mathewson, cobró 678.000 euros, el 3,1% más. Bastante menos -como es habitual- que su consejero delegado, Fred Goodwin, quien ganó 3,7 millones, el 64% más. Más moderado fue el presidente de Barclays, Matthew Barrett. Sus honorarios cayeron el 8,9% hasta 2,5 millones de euros, en línea con el beneficio, que cayó el 9%.