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El Liceo de Barcelona y 13 universidades españolas han dado a conocer un curso innovador que pretende evitar el envejecimiento del público que acude a la ópera. El Liceo selecciona una serie de óperas de su repertorio y las transmite a esas universidades en directo, destinando la retransmisión a universitarios que consiguen entre 1,5 y 4,5 créditos. El resultado ha sido tan satisfactorio que su continuidad para el curso próximo está ya garantizada. Son ejemplos del protagonismo que España mantiene en todo lo relacionado con la Red y con el bel canto. Aunque estos sean días de graznidos por todos lados. También en la Red.
Ayer todavía era imposible acceder al sitio de Al Yazira (www.aljazeera.net), cuyo servidor permanecía bloqueado después de varios días de sufrir sucesivos ataques informáticos debidos a la difusión del vídeo de soldados estadounidenses muertos en combate en Irak.
Por idéntico motivo permanecía sin servicio el sitio www.YellowTimes.org, el primero en EE UU en ofrecer las fotos de soldados estadounidenses prisioneros. La compañía Vortech, que alojaba estas páginas en Florida, había desconectado el sitio el domingo sin previo aviso y alegando que era contenido para adultos. Una cuestión sexual, ¡vamos!
El caso es que la guerra en Irak está escribiendo su segundo capítulo. Las presiones sobre los periodistas han llevado incluso a la paralización de bitácoras de guerra como la que recomendábamos aquí mismo hace una semana (www.kevinsites.net) y los periodistas independientes tienen cortapisas continuas para conectarse y enviar por la Red la información que recaban.
Mientras un mercado era bombardeado en Bagdad, la preocupación del Gobierno español era la página Noalaguerra.org y, como allí se dejaba escrito, parecía 'un intento más de desplazar el debate. Un intento más de silenciar a las pesadillas, de callar la agonía de los inocentes'. Basta visitarla para entenderlo.
El PP anunciaba acciones judiciales contra esta página por asociar con el asesinato genocida de estos días a sus diputados, mientras la relacionaba con IU sin pruebas, más allá de esa intuición con que los aliados cambian las reglas del juego y obligan a los acusados a demostrar su inocencia, ignorando que en un Estado de derecho es el acusador quien debe demostrar la culpabilidad. Hace tiempo que no somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario y hay quien pretende que tal vez seamos ingenuos. Y es que tan sólo de ingenuidad puede tacharse lo que ya se adivina como el tercer capítulo de esta saga guerrera. El despertar del Gran Hermano.
El artículo 36 del proyecto de Ley de Telecomunicaciones recoge que cualquier información que se transmita por redes electrónicas podrá ser protegida mediante procedimientos de cifrado. Pero también establece que los usuarios de sistemas criptográficos podrán ser obligados a entregar sus claves de cifra a petición de cualquier organismo público, junto con otros datos necesarios para la activación de la clave, como las contraseñas que protegen la clave. Por supuesto, sin más garantía sobre el uso ilícito de nuestras claves que la confianza que tengamos en ese organismo gubernamental.
Y confiar en un Gobierno que contesta 'puede que sí, puede que no' a la simple cuestión de saber si un avión ha repostado en vuelo es propio de bufones. Lástima, pues, que pese a los esfuerzos universitarios la única ópera que gusta a nuestra clase dirigente sea la bufa.
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