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Bolsas del mundo

Las Bolsas se escudan en la guerra para ocultar sus elevados múltiplos

Cuando al final de la semana pasada los índices de las Bolsas estadounidenses tocaron el cielo, los analistas más fríos comenzaron a temblar. El globo de Wall Street, lejos de perder gas de forma acompasada, vuelve a hincharse. Los mercados europeos reaccionaron con fuertes alzas también al paseo militar en que quisieron convertir algunos medios la invasión a Irak por parte de Estados Unidos.

La primera lección de lo que sucedió en las semanas previas a la invasión de Irak y en las primeras actuaciones bélicas es lo que dijo aquel gran estrategia militar: las guerras se sabe cuándo comienzan, pero no cuándo ni cómo terminan. La segunda, que la primera víctima de la guerra es la verdad, porque todo se convierte en propaganda de un lado y de otro, con lo que la información es sesgada, incluso falsa. La tercera, que el análisis es imposible en esta situación por mucho que se empeñen los grandes bancos de inversión. De ahí la volatilidad extrema de los últimos días. La cuarta, que las Bolsas se escudan, con frecuencia, en hechos extraordinarios para ocultar sus vergüenzas. El inversor, por tanto, debe ser más frío que nunca en estas circunstancias.

En los últimos tiempos hay una clase de analistas y observadores que no se dejan seducir por los cantos de sirenas e insisten en que la guerra, lejos de mejorar las expectativas, las ensombrece. Estados Unidos partía con déficit milmillonario antes de la invasión. Bush ha pedido al Congreso más dinero, que es gasolina añadida al fuego del déficit presupuestario.

Son, no obstante, los excesivos multiplicadores (PER) los que más amilanan a los expertos. La media de los últimos 60 años del S&P es de 16 veces. A partir de ahí los mercados pueden comenzar a tantear expectativas y a reaccionar a sobrevaloraciones o infravaloraciones. En estos momentos este índice, que es el que mejor mide la temperatura de Wall Street, arroja unos múltiplos entre las 25 y las 45 veces, según sean los parámetros de contabilidad.

La guerra oculta noticias empesariales negativas y asuntos económicos sospechosos. Se ha certificado ahora algo que se advertía hace poco tiempo. Se sabe que nueve de las mayores compañías en Estados Unidos camuflaron pérdidas de los fondos de pensiones por valor de 30.610 millones de dólares en 2002 gracias a una norma contable favorable que ahora está en revisión. Lejos de debilitar los balances, esta norma impulsó los beneficios de las empresas como Verizon Communications, Lockheed Martin, IBM y otras de importante capitalización bursátil.

La información privilegiada sigue

Cambiar todo para que nada cambie. Ese es el proceso marcado por los reguladores estadounidenses desde el verano. Cambios en la contabilidad creativa que muy pocas compañías cumplen con rigor. Cambios en la información que facilitan las empresas a los analistas para que no haya información privilegiada, que todo el mundo descuida. Desde hace meses se observan movimientos repentinos en el precio de las acciones después de conversaciones privadas entre ejecutivos de empresas, principales inversores y analistas.Este dislate o información privilegiada, que da lo mismo, hizo que en 2000 la Comisión de Valores y Bolsa de EE UU (SEC) aprobara normas sobre divulgación correcta de datos, conocidas en Wall Street como Reg FD.Las reglas requieren que las compañías que cotizan en Bolsa informen a todos los inversores cuando divulgan datos privados lo bastante importantes como para influir en decisiones sobre negociaciones con títulos. La ley es larga y exhaustiva, pero da igual. La Bolsa siempre se anticipa. Curioso, ¿no?

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