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Trimestre en tablas

El próximo lunes los mercados financieros cerrarán un trimestre marcado por la tensión previa a la guerra en Irak y el estallido de unas hostilidades que puede durar más tiempo de lo esperado. Desde principios de año la incertidumbre generada por la crisis iraquí y la tensión entre las potencias occidentales tuvo un efecto paralizante en los mercados. El inicio del ataque angloamericano no llevó a un cambio de tendencia tan claro como en 1991, sino a un repunte efímero. Esta semana, la confirmación de que el desenlace del ataque angloamericano a Irak tardará en llegar, vista la resistencia a la invasión, ha desanimado a los inversores.

A falta de la sesión del lunes, el Ibex 35 acumula un leve retroceso del 0,13% desde principios de año, lo que lo convierte en el más resistente de los parqués europeos. El dato contrasta con las caídas superiores al 10% de los índices de referencia de Fráncfort y París, cerca del 6% en Londres, el 5% en Milán y nada menos que un 18% en Amsterdam. Los principales mercados de EE UU también seguían ayer en negativo, salvo el Nasdaq, que se benefició del repunte de valores tecnológicos, los más castigados en meses anteriores. Por el mismo motivo, el deprimido Nuevo Mercado español recuperó un 7,3% desde principios de año.

Así las cosas, la Bolsa española se ha beneficiado de una situación económica relativamente mejor que sus vecinos, con el crecimiento del PIB en torno al 2% frente al estancamiento de otros. También ayudó la estabilización de la situación en América Latina, cuyos problemas pesaron en gran medida el ejercicio anterior. España ha permanecido, además, ajena a la última oleada de escándalos empresariales, desatada en EE UU el año pasado con los casos de Enron y Worldcom y continuada en Europa con las irregularidades en Ahold. Otro lastre fueron los serios problemas de empresas emblemáticas como Vivendi, France Télécom o Deutsche Bank. También Telefónica incurrió en abultadas pérdidas el pasado año (más de 5.500 millones) por los saneamientos, pero el mercado ha aplaudido esa estrategia y el valor -una quinta parte del Ibex- ha subido un 8%.

Los expertos admiten que la Bolsa ofrece ahora valores atractivos, pero no se atreven a recomendar por el momento una entrada en la renta variable dado un panorama que es incierto no sólo por la guerra. Aumentan las dudas sobre la salud de la economía mundial, más serias desde que el Fondo Monetario Internacional reconoció que no descarta una recesión. Esta palabra empieza a aparecer, por ahora como posibilidad, en los informes de previsiones económicas. Que el hoy débil crecimiento se torne en negativo dependerá en gran medida del precio del petróleo que resulte de los acontecimientos en Irak. No se espera una caída tan brusca como la que siguió a la guerra de 1991, dados los problemas en Nigeria y Venezuela, pero tampoco se han desbordado por ahora niveles que se creen asumibles. Lo que ha quedado claro es que las incertidumbres económicas no terminan con la guerra. Vendrán otras.

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