Corcóstegui justifica su salida del banco porque sufría un 'estrés insoportable'
Un 'estrés insoportable' en su puesto. Según fuentes jurídicas que cita Europa Press, ésa es la razón que Ángel Corcóstegui, ex vicepresidente y anterior mano derecha del presidente Emilio Botín en el Santander Central Hispano, alegó ayer ante la jueza Palacios para explicar al renuncia a todos sus cargos en el SCH el 13 de febrero del año pasado. Negó que fuera para acabar con ninguna lucha de poder en la cúpula del banco e incluso sugirió que Botín le pidió que se quedara. Tras su salida, a los 51 años de edad, percibió 108 millones de euros brutos, 56 millones netos que proceden del fondo de pensiones que figura en su contrato, confirmó Corcóstegui, según fuentes jurídicas.
Teresa Palacios citó ayer al ex directivo como imputado por un presunto delito societario a raíz del cobro de esos 108 millones que iría en perjuicio de los accionistas, según el demandante, Rafael Pérez Escolar, condenado por el caso Banesto y accionista del SCH. Esta pieza se ha unido a la investigación iniciada por el pago de 43,75 millones al ex copresidente José María Amusátegui, que salió anticipadamente del banco en agosto de 2001, y por la que Emilio Botín ha declarado como querellado.
En su declaración, que duró unas dos horas, Corcóstegui explicó que a principios de 2002 sintió 'una gran presión psicológica' que le hizo 'replantearse con su familia un cambio de vida', afirman fuentes conocedoras de la declaración del ejecutivo. æpermil;ste se refirió a la 'gran carga de trabajo' que 'esa semana', la de su renuncia, 'se hizo especialmente intensa' por la preparación de la junta de accionistas, el establecimiento de las principales líneas de negocio para el año y, en general, por 'el día a día'. El ejecutivo comunicó a Botín la presión que sufría. æpermil;ste le ofreció unas vacaciones y le pidió que reflexionara sobre su salida. Tras consultar a su familia, se reafirmó al día siguiente en su renuncia.
El interrogatorio se centró en el contrato que establecía el fondo de jubilación del ex directivo. La difusión de este dato en la junta de accionistas del SCH prevista para el pasado 22 de febrero influyó en la decisión del banco de retrasar la convocatoria.
El contrato fue aprobado en tres ocasiones. La primera, el 17 abril de 1999, cuando el consejo también autorizó el contrato de Amusátegui y el del consejero Antonio Escámez. Corcóstegui explicó que se trata de 'un contrato tipo'.
Relató, según las citadas fuentes, que se modificó el 16 de agosto (el mismo día que Amusátegui salió del banco) en dos puntos: la edad media de jubilación se rebajó a los 50 años frente a los 55 años fijados anteriormente para adaptarse a una decisión general del banco tras su fusión. El segundo cambio fijó la exteriorización del fondo de jubilación del ejecutivo, lo que choca con que el SCH mantiene como fondo interno las pensiones de sus empleados. La comisión de retribuciones aprobó el contrato el mismo día que Corcóstegui renunció. Fuentes jurídicas señalan que 'no estaba previsto que se fuera del banco tan pronto'.
Por su parte, el SCH entregó a la jueza la semana pasada los documentos requeridos, en los que, declaró Corcóstegui, estaban regulados todos los detalles, salvo la fecha de salida, informa Efe.
También declaró ayer como testigo el presidente de la comisión de retribuciones del SCH, Fernando de Asúa, quien señaló que este órgano no sabía nada del pago a Amusátegui , que fue una 'retribución extraordinaria de jubilación'. Pero sí conocía el percibido por Corcóstegui, que justificó por sus cargos y para compensar la incompatibilidad para trabajar en banca en diez años.
Pérez Escolar califica de 'astronómico' el pago de 108 millones por tres años de servicio en la entidad fusionada y afirma que 'constituye un delito societario o, alternativamente, una apropiación indebida de fondos'.