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Comercio exterior

Los escenarios e interrogantes de un conflicto

L a incertidumbre que ha marcado el pulso internacional parece estar llegando a su fin con el inicio de la guerra en Irak. La inseguridad de estos últimos meses ha presionado el precio del petróleo, deteriorado la confianza de los agentes económicos y ha supuesto, en definitiva, un freno a la recuperación económica mundial.

El conflicto abre nuevos interrogantes en el plano económico, cuya respuesta dependerá, en gran medida, de la duración de la contienda. En el caso de una guerra corta, escenario más probable y deseable, el valor del petróleo experimentaría oscilaciones hasta desembocar en un precio estable, considerablemente más bajo que el actual y muy próximo a los 22 dólares por barril.

Una corrección a la baja del crudo abarataría los costes de producción de los países desarrollados favoreciendo el control de la inflación. Situación que facilitaría nuevas reducciones de tipos en la zona euro ya de por sí bajos. A Estados Unidos le permitiría mantener en el mínimo histórico actual.

Un panorama con reducidos tipos de interés, petróleo en niveles moderados y esclarecimiento del horizonte político-militar en Irak restablecería la confianza de los agentes económicos. Al mismo tiempo, el mayor dinamismo estimularía el comercio internacional y desbloquearía muchas de las decisiones inversoras que están ahora paralizadas.

Todo en conjunto favorecería la recuperación de la actividad económica internacional a partir del segundo semestre del año. En España daría como resultado un impulso a la actividad económica, que llevaría a cerrar 2003 con un crecimiento del PIB cercano al 2,6%.

Siguiendo en este escenario, aunque la economía en su conjunto pueda mostrar un comportamiento moderadamente positivo, es probable que se registren diferencias significativas en la evolución sectorial, especialmente en el turismo. Tanto el clima prebélico como el contexto de guerra hacen posible que los flujos turísticos se reduzcan a escala mundial. Una circunstancia que afectará a la economía española. Ahora bien, este factor puede verse compensado por el incremento del turismo nacional y por el hecho de que España sea un destino turístico considerado seguro.

En caso de que el conflicto se alargara más de lo previsto, el precio del petróleo podría continuar la tendencia ascendente, la inflación aumentar y la confianza de los inversores continuaría cayendo. Por tanto, el crecimiento y el comercio mundial se mantendrían en niveles similares a los de 2002.

No obstante, y al margen de la duración de la guerra, es necesario resaltar que existen otros riesgos que pueden desmontar cualquiera de los escenarios. Las condiciones en que se encuentran actualmente las economías desarrolladas las hacen muy vulnerables.

Los elevados déficit públicos de ambas áreas económicas pueden incrementarse y forzar aumentos de tipos de interés. En Estados Unidos el déficit por cuenta corriente podría desestimular a los inversores internacionales si superara ampliamente el 7%. Todo ello frenaría la recuperación económica norteamericana y podría afectar también negativamente a los países europeos que no están en su mejor momento para convertirse en el nuevo motor de la economía mundial.

En cualquier caso es todavía pronto para establecer las consecuencias económicas de un conflicto que se acaba de iniciar. Los escenarios posibles son muchos desde el punto de vista económico. Sin embargo, lo más urgente en estos momentos es restablecer cuanto antes la normalidad y restañar, en la media de lo posible, las profundas heridas humanas que toda guerra trae consigo.

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