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Los bombardeos ensombrecen los Oscar

Iba a ser la ceremonia de Miramax, pero se ha convertido en la de la guerra. Cuatro de las cinco películas que compiten por la estatuilla a la mejor cinta llevan su sello: Chicago, Gangs of New York, Frida y (la oportuna) El americano impasible.

Iba a ser un año en el que el cine sería de nuevo el protagonista. Pero no. A última hora de ayer, el productor de la retransmisión para la cadena ABC, Gil Cates, afirmaba que la guerra no parará la maquinaria de una fiesta que sólo se ha retrasado, aunque nunca cancelado, tres veces. Por el atentado a Ronald Reagan, el asesinato de Martin Luther King y unas inundaciones en Los Ángeles. Serían malas noticias para la televisión de Disney, que espera una audiencia de 42 millones de personas, la mitad que la Superbowl. ABC confía en que los anuncios contratados hace un mes, y que dejarán entre 1,3 y 1,4 millones de dólares cada 30 segundos, no se cancelen.

Lo que se ha anulado es uno de los momentos más esperados de la ceremonia y con más glamour: la llegada de las estrellas a la alfombra roja. No son sólo motivos de seguridad por los que se enrollará la alfombra, sino por la queja de algunos artistas que lo consideraban 'inapropiado por dar la sensación de normalidad', dijo Gil Cates. Daniel Day-Lewis, nominado por su papel en la película de Scorsese, dijo que sería 'obsceno pasearse por la alfombra roja cuando hay gente muriendo'. La anulación de esta parte de la ceremonia es un revés para los diseñadores de los vestidos que lucirán las estrellas.

Algunos actores de Hollywood han protagonizado las protestas más sonadas. La candidata favorita a la mejor actriz, Nicole Kidman, dijo tener 'sentimientos encontrados en cuanto a la oportunidad de ir'. Pero irá.

Incluso sin alfombra, Will Smith, nominado el año pasado por Ali, anunció su ausencia, aunque su publicista aclaró que no era por protestar contra la guerra. El que no va como protesta es el director finés Aki Kaurismaki, nominado con The man without a past a la mejor película extranjera. Otras estrellas como Meryl Streep, Meg Ryan, Kate Hudson o Cate Blanchett se sienten igual de incómodas asistiendo, pero su ausencia no se ha confirmado.

Los productores dicen que la guerra estará presente en alusiones, aunque han pedido a los presentadores que se ciñan al guión. A quienes no van a poder controlar es a los premiados que, con menos tiempo para hablar, dirán lo que quieran. Se espera que Pedro Almodóvar, favorito para un Oscar de los dos a los que está nominado por Hable con ella, y Bono, cantante de U2, no se muerdan la lengua. Harrison Ford ha pedido que los que estén a favor de la política de Bush, como él, también lo manifiesten.

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