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Opinión

Transparencia y resultados

Habitualmente se ha considerado que la información financiera tradicional regulada es un factor esencial para el funcionamiento de los mercados. Los escándalos contables -Enron, Worldcom...- han dado lugar a una nueva orientación en el pensamiento de los agentes económicos y sociales: es necesario que, además de garantizar una información financiera correcta y veraz, las empresas proporcionen documentos más allá de las cuentas anuales, que también sean fiables y, sobre todo, que ofrezcan un indicador de responsabilidad social corporativa (RSC). Así puede hablarse de la información cualitativa o reporting no financiero. En este sentido, el reciente Informe de la Comisión Aldama reconoce que la información cualitativa en materia de gobierno corporativo es deseable para mejorar la transparencia de los mercados financieros y de las sociedades cotizadas. Sus recomendaciones se centran en las prácticas de gobierno de las sociedades como la estructura de propiedad y de administración de la compañía, las operaciones vinculadas, los sistemas de control de riesgos y el funcionamiento de la junta general.

Su instrumentación a través de un informe anual y de la actualización a través de la página web de la empresa completa las sugerencias del informe. Sin embargo, las posibilidades de reporting no financiero no acaban en el gobierno corporativo. Una compañía socialmente responsable debe proporcionar, además, información sobre su impacto social y medioambiental. Global Reporting Initiative (GRI) proporciona el instrumento de aplicación consensuado por los grupos de interés: una guía basada en el denominado triple balance o triple bottom line (www.globalreporting.org) que permite a las compañías suministrar datos formalizados sobre su impacto económico, social y medioambiental, disponiendo de unos indicadores para ello. Dos aspectos destacados de este informe: la implicación exigida a la más alta dirección de la organización y la exigencia de información sobre gobierno corporativo.

Algunas legislaciones, como la francesa, ya la han tomado como referencia, exigiendo a determinadas empresas la publicación de información de acuerdo a la guía GRI. Asimismo, la Comisión Europea recomendó su aplicación por todas las sociedades que cotizan en Bolsa. Grandes compañías mundiales de todos los sectores -BT, Basf, Ford, McDonalds…- han adoptado, total o parcialmente, el modelo GRI para informar a los grupos de interés. También en España lo han aplicado varias empresas -Agbar, Cespa, Endesa, Iberdrola, Larcovi, Telefónica, TetraPak, Renfe-, aunque casi todas ellas recientemente. Es positivo ver que las compañías españolas incrementan la transparencia a través del reporting no financiero y que, además, puede compararse su actuación en materia social y medioambiental. Sin embargo, para que puedan desarrollarse adecuadamente estos instrumentos de información voluntarios, parece preciso avanzar en tras aspectos: el apoyo institucional para la generalización del comportamiento, la recompensa de los mercados -inversores y consumidores- a la transparencia y, por último, la credibilidad de la información a través de la verificación independiente.

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