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Alternativas

Los grandes bancos de inversión entran en el negocio de la electricidad

Goldman Sachs ha sido la última compañía en comprar el negocio de electricidad europeo de Dynegy y El Paso, lo que le ha convertido en uno de lo principales intermediarios en el negocio energético de la región. Pero no ha sido el único. UBS Wargburg compró la plataforma de negociación a Enron; también Bank of America, en Estados Unidos, o Deutsche Bank, BNP Paribas o Barclays, en Europa, han comenzado a comercializar con electricidad en el principal mercado europeo, ubicado en Londres.

Los bancos buscan así negocios alternativos al bursátil, que tantos beneficios reportó a finales de los noventa. Después de tres años de caídas, los resultados de las firmas de inversión son cada vez más débiles. La Bolsa de Nueva York anunció la pasada semana que las 240 firmas de Wall Street perdieron 218 millones de dólares en el último trimestre de 2002, la primera pérdida trimestral en cuatro años.

La crisis de los intermediarios eléctricos en Estados Unidos ha contribuido también a la entrada masiva de los bancos en el negocio. En los últimos años, el sector ha protagonizado escándalos contables, investigaciones del Gobierno y demandas. La acción de Dynegy, por ejemplo, ha perdido un 92% desde diciembre de 2001. A finales de 2002, un tercio de las mayores eléctricas y agentes de intermediación tienen calificación de bono basura por Moody's o Standard & Poor's.

Precisamente por estos motivos, los bancos han entrado en el negocio, pero no de forma masiva, y todavía representan una pequeña parte de todos los intermediarios eléctricos. Los beneficios del sector son también inciertos, dado que en los últimos años ha sido práctica habitual inflar los resultados para alcanzar las previsiones.

Los precios de electricidad, además, son muy volátiles. En Estados Unidos, por ejemplo, no existe un único mercado de electricidad. Factores externos pueden alterar la demanda, así como la aprobación de una u otra legislación.

Los altibajos son muy acusadas. Según Bloomberg, en el mercado del Pacífico Noreste, en EE UU, el precio de un megavatio/hora ha oscilado entre 3,25 dólares de diciembre de 2000 a 1,18 dólares en julio de 2002. Esta fluctuación permite a los intermediarios arbitrar y obtener grandes rentabilidades, pero también pérdidas. Además, se negocia con energía complementaria. 'Por ejemplo', explica un experto, 'se puede vender electricidad en Nueva Inglaterra en junio a 53 dólares por megavatio/hora. Si compras gas para producir electricidad a 40 dólares, se obtiene un margen de 13 dólares'.

El negocio también supone riesgos. A principios de 2002, las principales empresas del sector en EE UU eran American Electric Power y Aquila. Al final de año, las dos abandonaron la negociación de electricidad por las elevadas pérdidas.

Un mercado relativamente joven

Un intermediario de energía habitualmente negocia contratos diarios o a largo plazo sobre gas y electricidad. Estas filiales dependen habitualmente de empresas energéticas o bien, cada vez en mayor medida, de los grandes bancos de inversión. Los contratos derivados también abarcan otro tipo de materias primas, como carbón o distintos tipos de petróleo.Los procesos de liberalización y el aumento de los volúmenes de negociación en los mercados de electricidad y gas están transformando poco a poco la industria en Europa, donde el negocio está mucho menos desarrollado.En el país norteamericano, el desarrollo de este mercado comenzó en 1996, cuando los reguladores ordenaron a las eléctricas que controlaban las líneas de transmisión eléctrica a permitir el acceso al mercado a cualquier compañía que quiera comprar o vender electricidad.El volumen de contratos en EE UU alcanzó su máximo en 2001, cuando se negociaron 1,8 billones de dólares. La cifra descendió en 2002 hasta 1,4 billones, después de la suspensión de pagos de Enron, la mayor en la historia estadounidense.Los expertos aplauden la entrada de los bancos de inversión en el negocio. Argumentan que será una fórmula para mejorar la confianza de los inversores, en crisis desde que comenzó el síndrome de la enronitis. La fuerte supervisión de la SEC (organismo regulador), dicen, y la mejor posición de la banca, a pesar de los escándalos que también les salpica, permitirán mejorar la imagen de la industria.

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