El ahorro sigue en desbandada hacia la seguridad
Los fondos están respondiendo a la crisis de los mercados aumentando el peso de las inversiones de bajo riesgo
La desbandada del dinero hacia los fondos de inversión más seguros no tiene tregua. La posibilidad de traspaso de dinero de unos fondos a otros no ha hecho más que acelerar el proceso, aunque el desencanto frente a la renta variable, que entra en su cuarto año de resultados decepcionantes, ha sido el motor principal de estos desplazamientos. Los fondos de inversión no sólo no han disminuido su peso en el conjunto de la inversión y en la canalización del ahorro de los españoles, sino que en estos dos primeros meses incluso lo han incrementado. Pero el epicentro de la confianza se ha desplazado desde los fondos de riesgo hacia los que ofrecen garantías y cierta seguridad frente a las pérdidas.
Todo ello incluso a costa de rentabilidades muy menguadas. En los dos primeros meses del año, el número de fondos en pérdida era relativamente modesto, apenas 966 frente a los 1.377 fondos que presentaban beneficios. Pero de éstos solamente 360 fondos lograban ganancias superiores al 1%. Y de estos 360 fondos con beneficios superiores al 1%, sólo nueve lograron superar en los dos primeros meses del año la barrera del 3%. El mejor, un 5,3% de ganancia acumulada en dos meses.
Pocas veces los fondos de inversión habrán proporcionado a los inversores unos rendimientos tan escasos y tan alejados de toda posibilidad de neutralizar la erosión de la inflación, requisito mínimo que se les puede exigir a los gestores de fondos de inversión pero al que muy pocos han podido responder satisfactoriamente en los últimos cuatro años.
Aun así, y en términos de patrimonio afectado, más del 70% de los recursos que gestionan los 2.400 fondos de inversión domiciliados en España ha logrado hasta el momento eludir las pérdidas en términos nominales. En términos reales (es decir, cuando se corrigen las rentabilidades en función de la tasa de inflación) la situación no sería tan satisfactoria, ya que el patrimonio cuya rentabilidad lograría superar el listón de la inflación es bastante más moderado en cuantía.
El giro conservador de los inversores no tiene el aspecto de moderarse y mucho menos de cambiar de rumbo. Las elevadas incertidumbres que rodean a los mercados, el fortalecimiento creciente de la renta fija como alternativa de inversión más consistente frente a la renta variable y la intensa acción comercial de los principales grupos financieros ofreciendo productos de perfil conservador y sobre todo con rentabilidades garantizadas han conformado un caldo de cultivo en el que el dinero se mueve con más tranquilidad, lejos de los sobresaltos que aquejan a diario a los partícipes que tienen su dinero en los fondos de renta variable.
La renta fija ofrece en la actualidad las rentabilidades más elevadas del año debido al fortalecimiento de las cotizaciones de estos activos ante la fuerte bajada de los tipos a largo. Las rentabilidades a 10 años se encuentran por debajo del 4%, unos niveles desconocidos desde hace años. Hay posibilidades de nuevos recortes de tipos de interés cuya finalidad es la de impulsar el crecimiento y el dinamismo de las economías, sobre todo europeas, aunque pocos creen que esto suceda antes del desenlace del actual conflicto bélico.
Pero la expectativa de esos recortes de tipos de interés es lo que mantiene en alza las valoraciones de la renta fija y lo que por el momento aporta a los inversores un excelente colchón de seguridad, que se ha alimentado y reforzado con el mismo fenómeno del miedo. Cuando más dinero huye de la renta variable, más valen los activos de renta fija y mejor les va a los fondos de perfil conservador. Esa dinámica puede volverse del revés en el momento en el que se presente la esperada reacción alcista de la renta variable, momento en el que los fondos de renta fija pueden entrar en una dinámica bastante menos favorable que la actual. Incluso con pérdidas en los fondos de medio y largo plazo.