Castilla-La Mancha atrae a las grandes bodegas por su nueva norma vinícola
Osborne, García Carrión, Olarra, Faustino o González Byass son algunas de las bodegas que han comprado terrenos vinícolas en Castilla- La Mancha atraídas por la normativa de esta comunidad que permite la elaboración de vinos de pago, una figura de calidad similar a la denominación de origen, pero que limita su radio de acción a un terreno de cultivo más reducido y en manos de una sola bodega.
La Junta de Castilla-La Mancha aprovechó la posibilidad que da la ley que regula las denominaciones de origen para introducir una figura de calidad que hasta ahora no se había explotado en España: los vinos de pago. 'En realidad es una denominación de origen en toda su extensión de la palabra, ya que esta figura puede afectar a un territorio muy amplio o a una finca', explica Francisco Mombiela, director general de Alimentación y Cooperativas de la Consejería de Agricultura de la Junta.
El objetivo de la Junta al crear esta denominación fue impulsar los vinos de calidad en la comunidad autónoma. 'Queríamos atraer producciones de vino de alta gama y limitadas que se dirigen a huecos de mercado muy definidos', explica Mombiela. En resumen, el objeto final era seguir el ejemplo de los châteaux franceses: vinos de alta calidad que se elaboran de la uva que se cría en la misma finca.
Esta idea, una etiqueta de prestigio al margen de la denominación, ha llamado la atención de los principales grupos vinícolas españoles. Según fuentes del sector, al menos, Osborne, García Carrión, Olarra, Grupo Faustino, Martínez Bujanda y González Byass han comprado terrenos en la comunidad autónoma para realizar cultivos de viña. 'La razón de estas inversiones hay que buscarla tanto en el encorsetamiento de las denominaciones de origen como en el esfuerzo del Gobierno regional de dotar al sector de nuevas fórmulas comerciales', señala el alto cargo autonómico.
Hasta la fecha, únicamente dos bodegas han conseguido la etiqueta de vino de pago. Se trata de Finca æpermil;lez, propiedad de Manuel Manzaneque, y Dominio de Valdepusa, del Marqués de Griñón. Alguna bodega más está en espera de poder conseguir llevar en sus etiquetas la denominación de vino de pago.
Las exigencias de calidad para esta figura son tan importantes como una denominación de origen, pero además también exige un reconocimiento del mercado. 'Para poder optar a producir bajo el amparo de vinos de pago, la bodega debe demostrar durante un plazo de cinco años o un amplio palmarés de premios en el sector o un precio alto, que justifica que la demanda supera la oferta', explica Mombiela. De momento, y dado que el decreto sobre esta figura no lleva en vigor ni tres años, las bodegas que han comprado zonas de cultivo en Castilla-La Mancha aún no han podido cumplir los requisitos necesarios para solicitar la denominación. En los últimos años las inversiones en la modernización y mejora del sector vitivinícola en la comunidad castellano-manchega han pasado de 17,4 millones de euros en 1995 a los 187 millones en 2002, siendo el sector agrario que más ha crecido proporcionalmente.