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La Opinión

El beneficio de la transparencia

Parece que las recomendaciones de la Comisión Aldama van a ser ley, según se desprende de las últimas noticias aparecidas. Por lo tanto, es interesante evaluar si estas recomendaciones son beneficiosas para la gestión de la empresa o suponen una burocracia más que no aporta valor.

Centrándonos en uno de los aspectos que más destaca la Comisión Aldama, el de la transparencia, nos podemos preguntar si cumplir con este requisito supone una mejora en la cuenta de resultados o es únicamente otra exigencia, que acaba costando dinero inútilmente.

La compañía de calificación Standard & Poor's ha hecho recientemente una investigación sobre el efecto en Bolsa que suponía el que una compañía fuera más transparente. Los parámetros utilizados fueron 98 puntos de información sobre temas relacionados con la propiedad y el buen gobierno.

El criterio para definir una empresa más transparente que otra fue comparar la información pública que suministraba el S&P 500 (índice de Standard & Poor's que recoge a las grandes empresas norteamericanas). Para ello comparó los resultados que obtuvieron en Bolsa unas compañías que únicamente utilizaban los documentos exigidos por la normativa de la SEC para informar de sus acciones, frente aquellas otras que, además de los documentos legales, editaban otro tipo de informes en los que se explicitaban los temas de buen gobierno y otra información relevante.

El resultado de la investigación es que aquellas empresas que mejor cumplían los criterios de transparencia tenían un menor riesgo sistemático y, por tanto, un menor coste de capital; y, por otra parte, tienden a una mayor cotización relativa (mejor relación price-to-book).

Para evitar otra causalidad que explicara las conclusiones, el estudio también analizaba el impacto de la dimensión de la empresa y el nivel de transparencia, y no encontró relación significativa.

Si se concluye que aumentar el nivel de transparencia es beneficioso, el siguiente reto es saber cómo gestionarla para optimizar su beneficio. Y es aquí donde existe una cierta confusión a la hora de determinar qué parámetros hay que seguir y cómo establecer unos indicadores globalmente coherentes.

En principio, la dirección de la empresa debe fijar los objetivos de niveles de transparencia adecuados en las distintas relaciones con los grupos de interés. Sobre todo, cuando hay tantos aspectos de la actividad de una compañía que pueden ser objeto de crítica por falta de transparencia. Para tratar de progresar en este reto, deben tenerse en cuenta varios aspectos de la gestión, en línea con lo que se establece en la triple perspectiva de la sostenibilidad, impulsada por el Global Report Initiative.

La transparencia es el fundamento de la credibilidad de las actividades socialmente responsables y de la reputación de una empresa, y si una empresa quiere posicionarse claramente en esta línea, deberá integrarla en su gestión.

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