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El pulso exterior
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Qué podemos esperar de 2003?

Philippe Chalmin expone que, aunque el año se abre con la incertidumbre política de la guerra en Irak, puede transformarse en un año de transición hacia un bonito 2004

El año 2003 se abre con una incertidumbre geopolítica principal: ¿guerra o paz armada en Irak? ¿Guerra corta y decisiva o conflicto largo que se extenderá al conjunto de la región, inflamando incluso al mundo musulmán? ¿Petróleo a 15 dólares o 40 dólares el barril? ¿Durante algunos días o varios meses? Nadie actualmente puede decidir entre estos escenarios múltiples. Viviremos al menos los primeros meses de 2003 con esta verdadera espada de Damocles que, por otra parte, no debe ocultar otras amenazas, más locales, pero no menos reales, en Suramérica (de Venezuela a Argentina), en Asia Central y en Oriente Próximo.

Aparte de esto, 2003 se abre con su lote de casi certidumbres de una parte e interrogaciones de otra. Entre las primeras está la continuación del crecimiento en Asia arrastrada por China, India y Corea del Sur. Desgraciadamente hay certidumbres menos agradables. Japón y Alemania deberían permanecer en 2003 cercanas al crecimiento cero. No estamos aquí frente a un problema coyuntural, sino frente a verdaderas crisis de sociedad. Dura desde hace 10 años en Japón y nada permite esperar una notable mejora en 2003. Para Alemania, será el tercer año de crisis con un político debilitado, fuertes tensiones sociales y ningún margen de maniobra presupuestaria. La crisis alemana no favorecerá por supuesto al resto de Europa y no facilitará el funcionamiento de las instituciones europeas.

En el capítulo de las interrogaciones, la principal trata sobre la dinámica del ciclo económico y sobre el contenido del crecimiento en Estados Unidos y en menor medida en Europa. En 2002, el crecimiento ha girado sobre el único motor del consumo de las familias: en 2003, éste puede fallar a causa del nivel elevado del endeudamiento de las familias americanas, de una mayor morosidad sobre un fondo de aumento del paro en sus homólogas europeas. El escenario ideal sería que se asegurara el relevo por el motor de la inversión de las empresas, ésta sería la prueba de un aumento del poder regular y de una auténtica recuperación en el segundo semestre de 2003.

Por el momento, se ha registrado movimiento en EE UU en las nuevas tecnologías, pero, ¿no viene demasiado pronto mientras que las empresas están aún en plena limpieza de balance? Todavía es demasiado pronto para juzgar el plan de recuperación presentado por George Bush a principios de 2003.

Aunque, a pesar de todo, se puede ser razonablemente confiado en cuanto a la vitalidad de la economía americana y su capacidad de repunte, también hay que tener en cuenta la continuación de la purga bursátil y las secuelas de los affaires que han sacudido el capitalismo americano en 2002. Contar con una recuperación de la inversión en EE UU hacia mediados de 2003 parece, por tanto, lo más lógico, lo que daría un crecimiento global del orden del 2,5% al 3%.

Tales cifras son como para hacer soñar en Europa, donde nos planteamos la misma cuestión en lo que respecta a la inversión, pero con una reactividad mucho más débil y sobre todo con la carga alemana. Es de temer que la recuperación de la inversión sólo se produzca en Europa con gran retraso y de manera más débil que en EE UU, al ser la situación más favorable en Europa del Sur que en Europa del Norte. En la mayoría de los países, a excepción de Alemania, el crecimiento se situaría entre el 1% y el 2%, siendo los mejores rendimientos esperados los de España y Francia.

En resumen, 2003 no comienza con auspicios brillantes. Incertidumbres geopolíticas, crisis bursátil, depresiones niponas y germánicas se conjugan para hacer aleatoria la lectura de los ciclos económicos. En el peor de los casos habrá un estancamiento, en el mejor un año mediano pero que nos prepararía un bonito 2004.

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