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Energía

EE UU paga el petróleo al precio más caro desde la guerra del Golfo

El acelerón en la ofensiva final de la Administración Bush para obtener el beneplácito de la comunidad internacional para una intervención militar contra Irak ha llevado al mercado petrolero internacional a la zona de pánico.

La expectativa de una guerra que provoque una de las mayores crisis de suministro de crudo ha hecho subir todas las cotizaciones. El petróleo tipo brent, referencia para Europa, cotizaba ayer a 33 dólares por barril, un 58,27% más caro que hace 12 meses. El barril de la cesta de siete crudos con el que la OPEP evalúa el mercado cotizó el miércoles, último dato disponible, a 32,49 dólares, con un incremento interanual del 66,95%.

Aunque la situación es, por tanto, generalizada, la coyuntura de EE UU tiene particularidades reconocidas por todos los analistas. ¢La cotización del crudo WTI está mucho más en línea con lo que sucede localmente que con los eventos internacionales. Si comenzase a llegar crudo de verdad de Venezuela y de Arabia Saudí, veríamos que el precio del petróleo caería unos ocho dólares en muy poco tiempo¢, explica Lawrence Eagles, de GNI.

El Departamento de Energía de EE UU informó el miércoles que los inventarios industriales están próximos a los niveles más bajos en 28 años. Las reservas de petróleo se aproximan al límite mínimo operacional de 270 millones de barriles.

El principal factor que ha acelerado esta crisis es la huelga general de Venezuela. Este país aporta el 14% de las importaciones de petróleo de EE UU, lo que representa el 8% del consumo estadounidense de esta materia prima. La huelga contra el presidente Chávez dejó a EE UU durante más de un mes sin unas importaciones que son muy difíciles de sustituir.

El bajo precio de los crudos extrapesados que exporta Venezuela para las refinerías del golfo de México permite a los operadores obtener amplios márgenes de beneficio. El volumen de estos envíos ascien-de al 42% del total, lo que evidencia las dificultades para reemplazarlo. Por otro lado, el crudo y los productos petrolíferos venezolanos alcanzan las costas estadounidenses en una semana. Los suministros procedentes de Arabia Saudí tardan un promedio de 40 a 45 días en llegar a EE UU. La primera potencia económica del mundo necesi-ta importar diariamente 11 millones de barriles de petróleo y productos para poder atender sus necesidades energéticas.

Crisis de importación

El Departamento de Energía explica el círculo vicioso que alimenta la crisis. Durante el último mes, ¢las importaciones de crudo tienen un promedio de menos de 8,3 millones de barriles diarios, con lo que las entradas de materia prima para las refinerías han promediado menos de 14,2 millones de barriles diarios. Menos materia prima significa menos productos refinados. El resultado es que los inventarios de productos han caído en cinco semanas a razón de 1,3 millones de barriles diarios¢. Esta situación coincide con un momento de demanda extraordinaria de combustible para calefacción, provocada por una ola de frío que recorre EE UU.

Tradicionalmente, el petróleo que no va a las refinerías se traslada a los inventarios. Sin embargo, las cinco últimas semanas arrojan un balance de destrucción de reservas de dos millones de barriles diarios. La explicación es que el promedio de importaciones bajó a ocho millones, frente a los nueve millones de 2002. Y la caída de estas importaciones está directamente relacionada con la situación en Venezuela.

El presidente de PDVSA, la petrolera estatal venezolana, anunció ayer en una conferencia en Washington que la producción de la compañía había alcanzado ya los 2,08 millones de barriles por día, dos tercios del nivel previo a la huelga, que comenzó el 2 de diciembre.

Pero los expertos son escépticos. ¢Creo que la producción de Venezuela es poco más de la mitad de la producción previa a la huelga y que será muy difícil extraer más¢, explica John Litchbau, presidente ejecutivo de la consultora PIRA. ¢Hasta ahora se ha logrado sacar a la superficie el crudo más fácil; para avanzar en las extracciones se requieren nuevas inversiones y recuperar a los técnicos despedidos durante la huelga¢, señala Litchbau.

¢Los técnicos despedidos constituyen la espina dorsal del sistema de gestión del negocio¢, explica Luis Giusti, ex presidente de PDVSA y asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington (CSIS). La Administración Chávez ha despedido a cerca del 40% de la plantilla y los tribunales han ordenado la detención de seis altos gerentes que se declararon en huelga. Las posibilidades de reconciliación son, a la luz de los acontecimientos, escasas.

La crisis energética llega en el peor momento para EE UU. El país está a las puertas de una guerra que, según las estimaciones del propio presidente George Bush, tendrá un coste inicial de 95.000 millones de dólares (87.784 millones de euros). Las estimaciones iniciales del Gobierno cifran el crecimiento del PIB en el último trimestre de 2002 en el 0,7%, el ritmo más lento desde la recesión de finales de 2001. La desaceleración económica se agravará si los precios energéticos no ayudan. La subida del coste de los carburantes provocó que los precios mayoristas subieran un 1,3% sólo en enero.

Repercusiones económicas

Desde el embargo petrolero árabe de 1973-74, EE UU no só-lo ha construido un almacén de reservas estratégicas, sino que ha reducido los gastos del petróleo del 5% al 3,5% del PIB. La contrapartida es la dependencia del exterior, ca-da vez mayor. Actualmente las importaciones cubren entre el 58% y el 60% del consumo; hace 30 años abastecían el 35% de las necesidades.

La OPEP, cuyas exportaciones representan el 42,2% del comercio mundial de petróleo, está preocupada por la situación actual. ¢Estamos preocupados por los precios, pero esto no es cuestión de más petróleo¢, declaró ayer el secretario general de la OPEP, Álvaro Silva. ¢El mercado está suficientemente abastecido¢, añadió.

La OPEP produce oficialmente 24,5 millones de barriles al día, pero de ese volumen, 2,9 millones corresponden a Venezuela. Varios dirigentes de la OPEP intentaron calmar ayer al mercado al asegurar que están aumentando su producción. Sin embargo, mientras la incertidumbre sobre Irak persista, la sensación de pánico no abandonará al mercado.

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