Eléctrica Pitarch, tres generaciones con energía
Las leyes de la física dicen que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. En la familia cacereña Pitarch, la energía ha sido transmitida de generación en generación hasta llegar a la tercera, que hoy gestiona un grupo de empresas con 70 años de historia cuyo negocio principal es la producción y distribución de electricidad, pero que últimamente ha dado el salto a otras actividades económicas. Los treintañeros Alfonso, Javier y Eduardo llevan el timón del tercer operador eléctrico de Extremadura, por detrás de Iberdrola y Endesa. Pitarch distribuye energía a 55.000 clientes de 80 pueblos de la provincia de Cáceres y ha cerrado 2002 con una facturación de 18 millones de euros y 60 empleados.
Todo empezó en los años treinta, cuando Eduardo Pitarch Renau decidió apostar por Extremadura y crear una pequeña infraestructura para distribuir electricidad a varios pueblos cacereños. El abuelo de la familia dejó paso a la segunda generación de esta empresa familiar en los sesenta, y en los noventa se incorporó a la gestión la tercera remesa de la saga. Pitarch Renau, con 96 años, sigue dejándose caer por la oficina cada 15 días para ver cómo va todo, a pesar de que hace tiempo que dejó en manos de sus sucesores los mandos del negocio. 'En los años treinta los pocos pueblos que tenían energía eléctrica contaban con pequeñas centrales ubicadas en sus cercanías, que, en la mayoría de los casos, eran obsoletas y con un mantenimiento muy costoso', afirma Alfonso Pitarch. En las décadas de los cuarenta y cincuenta, la actividad de la empresa se centró en conectar entre sí los pueblos con líneas de media tensión y, a su vez, hacer lo propio entre éstas y las centrales de generación. Los sesenta fueron clave para dirigir el esfuerzo inversor a la adaptación de las instalaciones de distribución a tensiones superiores.
Pese a que Pitarch cuenta en la actualidad con dos minicentrales de generación hidroeléctrica en el norte de la provincia, su fuerte es la distribución y la comercialización de energía que adquiere en alta tensión a Iberdrola. La negativa de la Junta de Extremadura a permitir la instalación de parques eólicos en suelo extremeño ha llevado a Pitarch a participar, junto a otros socios, en una instalación de este tipo en Aragón. La dimensión que ha ido adquiriendo el grupo a lo largo de los años ha favorecido su entrada en nuevos negocios para invertir los recursos generados y reducir el riesgo por si las cosas se tuercen en el negocio eléctrico. Así, Pitarch está presente también en el sector inmobiliario (tiene locales y terrenos en Extremadura y Madrid); el sanitario (es socio de una clínica privada); el agroganadero y el vitivinícola (controla una bodega en Peñafiel).
Nuevas oportunidades
Alfonso Pitarch no quiere darle mayor relevancia a estas actividades anexas y asegura que la vocación del grupo es el negocio eléctrico. De hecho, ha conseguido la distribución de energía en una de las zonas residenciales más importantes de Cáceres capital, hasta ahora feudo inexpugnable de la todopoderosa compañía que preside Íñigo de Oriol.
Hace un par de años Pitarch siguió con detenimiento la fusión entre Endesa e Iberdrola ante la posibilidad de quedarse con activos de generación y transporte que hubieran tenido que vender estos grupos para que la integración recibiese el visto bueno del Gobierno. Pero no fue posible. No obstante, la empresa extremeña afronta con 'optimismo' la nueva etapa abierta el pasado 1 de enero, en la que todos los usuarios del sistema tienen la posibilidad de elegir suministrador. En una comunidad donde la propia Iberdrola reconoce que la calidad de su servicio es mejorable y donde ni los pueblos que están en los alrededores de la central nuclear de Almaraz se libran de los apagones, el grupo Pitarch tiene muchas posibilidades de seguir creciendo.